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El diario estadounidense The Washington Post publicó este viernes una editorial titulada “No más castrismo: Cuba necesita liberar a su propia gente”, en la que analiza de qué servirían las elecciones del próximo jueves en Cuba para anunciar al sustituto de Raúl Castro.
El citado medio sostiene que este hecho marcará el fin de una era pero que Raúl seguirá ejerciendo el poder entre bastidores como jefe del Partido Comunista de Cuba y del ejército.
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El artículo se pregunta si una vez que Castro deje la presidencia y esta pase a manos de Miguel Díaz-Canel, -sustituto anunciado- cambiará algo en la Isla. “¿Por qué Cuba necesita el castrismo por más tiempo? Más de lo mismo, ¿para qué?”.
El Post eligió la frase que un grupo de opositores cubanos, agrupados en el Foro por los Derechos y Libertades, utilizó para denunciar las farsa de las elecciones con la etiqueta #MásCastrismoParaQué. El hashtag aludía a su vez a un discurso del exmandatario Fidel Castro en 1959 en el que le decía al pueblo: "¿elecciones para qué?".
Para sostener la idea de que el castrismo es una ideología totalitaria y decadente, la editorial señala cómo la educación y la salud, que fueron los pilares del proyecto de los Castros, son ahora una “sombra” de lo que fueron.
Asimismo, cita al economista Richard E. Feinberg, en un informe reciente para Brookings Institution, en el que argumenta cómo los niveles de producción prerrevolucionarios superan con creces las cosechas de hoy. En otras palabras, “Cuba estaba produciendo más antes de 1959 de lo que produce actualmente”.
Tampoco han servido de nada la supuesta apertura económicas que anunció Raúl. En definitiva, explican, el Gobierno controla el 71 % de las empresas y cuando se dio cuenta de que el sector privado estaba ganando un espacio, cerró las licencias a los cuentapropistas en agosto pasado.
“Durante demasiado tiempo, Fidel y Raúl Castro desviaron la culpa al afirmar que todo era por embargo comercial de los EE. UU. Ahora algunos culpan a la línea más dura del presidente Trump tras los misteriosos ataques a diplomáticos estadounidenses en La Habana. Es demasiado fácil culpar a los Estados Unidos de todo lo que está mal en Cuba. El cambio que Cuba necesita debe venir desde adentro. Cuba necesita liberar a su propia gente: hablar, votar, poseer, producir y viajar. Después de seis décadas de castrismo, lo último que necesita es más de lo mismo”, concluye el texto.
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