"El país de tus sueños lo tendrás que hacer tú mismo": entrevista exclusiva con Albertico Pujol

De Cuba "no me gustan los maltratos en las prisiones, no me gusta la triple moral de mucha gente del poder. No me gusta ni reconozco el empecinamiento político, ni el capitalismo de estado, ni los privilegios de algunos, ni las castas ni las estirpes, ni la hipocresía del supuesto socialismo. Ni la dictadura, ni el abuso de poder.

Actor cubano Albertico Pujol © Facebook/ Alberto Pujol
Actor cubano Albertico Pujol Foto © Facebook/ Alberto Pujol

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Este artículo es de hace 6 años

Esta vez, Albertico Pujol, el conocido actor cubano que ahora vive en la ciudad de Miami, accedió a responder nuestras preguntas. No hay necesidad de otra presentación que lo que pueda decir él mismo de Albertico:

-Define a Albertico Pujol con una palabra...


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Entrega.

-¿Con qué sueña Albertico Pujol?

Hoy mi sueño es reencontrarme, poder centrar mi vida en mi profesión de alguna manera, lograr un camino que se adentre en la búsqueda de resultados más profundos y estéticamente comprometidos con el verdadero arte, en una proyección estética menos atada a intereses que no son los míos .

-¿Con quién te gustaría irte de tragos?

No bebo, creo que va a ser muy difícil que me vaya de tragos con alguien. Me gusta compartir con amigos y divertirme pero de tragos, nada. No existe la posibilidad de que pueda dar fe de una conversación con tragos de por medio. No creo en la bebida.

-¿Qué adoras de Cuba? ¿Qué rechazas?

De Cuba me gusta su luz, dicen los fotógrafos que esa luz es única. Me gustan las mañanas de la calle en que vivía, me gusta ese arraigo al costumbrismo, ese ritual de la herencia familiar, el café temprano, los vecinos, la familiaridad, la cubanía. Me gusta su música, el espíritu isleño, el desenfado, el olor a sal en el malecón, el pueblo de donde vengo y al que le debo el cariño. Eso me gusta.

No me gusta la falta de libertades, no me gustan los golpes a las Damas de Blanco ni a ninguna mujer. No me gustan los maltratos en las prisiones, no me gusta la triple moral de mucha gente del poder. No me gusta ni reconozco el empecinamiento político, ni el capitalismo de estado, ni los privilegios de algunos, ni las castas ni las estirpes, ni la hipocresía del supuesto socialismo. Ni la dictadura, ni el abuso de poder. ¡Mira qué contraste entre lo que amo y lo que repelo!

Me fui de allí como cualquier otro, llevándome una bolsa llena de tristezas, de decepciones, de incertidumbre, de inseguridad y pérdida. Te aseguro que perdí cosas como todos, y en la otra bolsa traje la esperanza, las ganas de seguir, de encontrar nuevos retos, nuevos caminos, empeñado en que que mis hijos vieran el mundo real. Ellos se prepararán para enfrentarlo desde sus propias opiniones y valores. Eso me costó quedarme sin casa, pero mis hijos son libres de elegir dónde y de qué manera llevarán la vida. ¿Qué hago con un techo, si no puedo mirar el cielo?

¿Qué hago con un techo, si no puedo mirar el cielo?

-¿Volverías a actuar para la Televisión Cubana?

Claro que volvería a trabajar con gusto en la Televisión Cubana. Así nos pasará a muchos artistas que estamos en diversos lugares, estamos esperando a que dejen precisamente de poner condiciones. Hace poco recibí una invitación para participar en una película, pero para poder participar tenía que repatriarme. ¡Mira tú, ahora hay que repatriarse y mañana hay que hacer lo que se les ocurra a ellos. Pero ojo, estamos en el paquete, que te aseguro que es también la Televisón Cubana.

-¿Qué posibilidades hay hoy para un actor cubano en un escenario como Miami?

Aquí en los Estados Unidos hay espacio para todos. El escenario es muy adverso acá en Miami, pero a veces culpamos y no nos miramos nosotros mismos. Toca revisarnos un poco. ¿Qué hemos hecho por nosotros en una tierra que nos brindó unas cuantas cosas a cambio de nada? Somos emigrantes, eso es lo primero que tenemos que tener bien clarito. Sin embargo, en poco tiempo, digamos relativamente rápido, muchos logran ser ciudadanos. Si mientras pasa el tiempo nos dedicáramos a aprender inglés, a bajar de peso, a estudiar la realidad que nos acoge y nos integra, a concentrarnos en este país en vez de mirar atrás, estoy seguro de que no solo en Miami, sino en cualquier parte de este enorme país habría escenario para los actores cubanos. Pero si te enfocas en el minimercado de los canales locales, que ninguno, a propósito, es cubano, es probable que sea más difícil. Miami tiene algunos canales muy buenos en los que si nos procuramos adecuar, podríamos quizá estar trabajando.

Los cubanos ya no somos mayoría, ni tenemos los privilegios que en otros tiempos alcanzamos. Hemos sufrido un cambio devastador en lo que refiere a nuestro status. Obama nos lo hizo saber y muchos de nosotros se la pusimos, como se dice en cubano, “en bandeja de plata”. A veces vivimos tan prevenidos de nosotros mismos, que no crecemos.

Aquí vinimos, aquí nos hicieron venir, aquí estaremos. Entonces a trabajar, que el país de tus sueños lo tendrás que hacer tú mismo, poco a poco. Estoy seguro que, si le pones ganas, es obvio que estarás no solo en la televisión, sino que llegarás a donde quieras llegar. El escenario para un actor cubano en Miami en gran medida depende de nosotros mismos. Nos falta un buen tramo todavía. El viaje comienza ahora.Tendremos que inventarnos nuestros propios espacios.

-Si lo miras desde la distancia, ¿qué sientes por un personaje como El Tabo?

El Tabo en la distancia es la nostalgia por la juventud. Han pasado 30 años y todavía da guerra El Tabo, y siguen sacándole lascas. Fue un personaje muy agradecido, y siempre lo recordaré con gran cariño. El Tabo ha sido un referente bueno y malo, unos lo quieren y otros lo odian, unos lo entienden y otros no, solo sé que le entregué lo que pude como intérprete en ese momento. Después conseguí muy buenos personajes que mucha gente no ha visto, y se siguen concentrando en El Tabo como si fuera el único personaje que he hecho en mi vida.

-¿Cuánto tiene el Tabo de Albertico Pujol, y viceversa?

Ni El Tabo ni Albertico tienen nada en común, más que el actor mismo. Ni pienso ni nunca pensé, ni hice ni fui nada que se parezca a El Tabo. El ejercicio de la delación me parece muy triste. A los delincuentes no los soporto, no entiendo que se lucre con lo ajeno, no entiendo que se burlen de las personas honradas y decentes. Hacer dinero a costa del esfuerzo de otro me parece aborrecible. Pero hay mucha gente que piensa como yo y no hicieron El Tabo. En fin, si quieren seguir asociándome con el personaje, será un orgullo para mí, pero el Tabo es un personaje, no más.

Ni El Tabo ni Albertico tienen nada en común, más que el actor mismo. Ni pienso ni nunca pensé, ni hice ni fui nada que se parezca a El Tabo. El ejercicio de la delación me parece muy triste

-¿Qué actriz o actor cubano te hubiese gustado que participara en “Su propia guerra” y no estuvo?

Me habría encantado que Reinaldo Miravalles hubiera participado en la serie, que José Antonio Rodríguez estuviera en la serie, y otros actores muy importantes y emblemáticos de la palmera de actores cubanos. Hay tantos actores y actrices buenos en Cuba que habrían enaltecido el resultado ya altísimo de la serie, desde luego mirémosla como una serie de hace 30 años atrás. No sólo los personajes principales, hubo otros personajes que se quedaron para siempre en la gente y que fueron interpretados por excelentes actores y actrices.

-¿Cuál es tu actriz o actor cubano favorito?

El actor que siempre admiré mucho fue Reinaldo Miravalles, era una Biblia sobre cómo explotar cada momento ante una cámara, y de una cubanía incomparable. Pero hay otros que conforman la lista, y no los menciono por temor a la omisión, pero me gustan muchos actores cubanos, y los jóvenes casi todos me parecen excelentes.

-¿Qué disfrutas de Miami? ¿Qué no te gusta?

En realidad no creo que en mi caso haya tenido tiempo de disfrutar Miami. Para mí ha sido muy complejo, y antes de disfrutar Miami yo necesito que lo disfruten mis hijos. Yo los traje aquí convencido de que van a encontrar un buen lugar y un buen punto de partida, eso lo disfruto. Pero mientras viva de las anécdotas del pasado, no se puede avanzar. Aquí no hay tiempo para la nostalgia, aquí me importa el día a día, el momento exacto en que estoy, el segundo en que respiro, no puedo decirte todavía otra cosa. Sí estoy seguro de que te lo diré en un futuro no lejano. Miami es lindo, crece cada vez más, se expande y se consolida. Si estoy en Miami, soy parte de él. Creceré y me lograré expandir como generalmente le ha pasado a todos los que llegaron antes, quizá en condiciones mucho más difíciles que las mías. Yo soy realista, todavía no estoy en condiciones de muchas cosas que te permiten disfrutar de Miami, pero sé que voy a disfrutarlo. Ya te dije que para los actores es complejo. Hay que reinventarse.

Disfruto mucho encontrarme con amigos que llegaron antes y ya lo han logrado, con mucho esfuerzo. Me gusta la capacidad que tiene la gente de decidir lo que quiere en la medida de sus posibilidades, claro está. Me gusta ver cómo se concretan los planes. Me gusta el azul de Miami y también su luz muy parecida a la de Cuba. Me gusta ver la otra parte de la historia y las dos caras de la moneda. Pero lo que más me gusta, y quizás esto te parece una superficialidad, es que cuando se puede acceder a lo que se te ocurra, no hay límites. No me gusta, y en esto me recuerda a Cuba, que en muchas ocasiones los que se han hecho de dinero se quieren parecer a Fidel Castro. Eso me preocupa.

-¿Qué personaje cualquiera -nacional o internacional- te hubiese gustado interpretar?

Siempre pensé en Beethoven, en ese conflicto de quedar sordo y no poder escuchar lo que escribía, me parece tenaz.

-A tus 58 años, ¿qué consejo puedes brindar a los actores jóvenes cubanos?

Lo primero que le digo a un actor joven es que aprenda inglés. Eso es lo primero de lo primero y después hablamos, aunque te parezca pragmático. Hay que hablar inglés. Lo segundo es que traten de cuidar la dicción y que se preocupen de leer mucho. Lo demás llega.

-¿Tus mayores miedos?

El miedo mismo. Dejar de intentar. Que me venza el ego. No poder valerme por mí mismo. Le temo al Alzheimer, a la incomunicación entre los seres humanos, le temo a los ególatras. Y a no pensar cada minuto en el arte. Creo que es bastante.

-Estamos cercanos a una sucesión de poder en Cuba. Si de Albertico Pujol dependiera, ¿quién sería el nuevo presidente de la Isla?

Dijo Virgilio: "la terrible circunstancia del agua por todas partes". Como bien dices es una sucesión, solo hay que buscar la palabra en el diccionario y entenderemos que nada cambia. Así que no existen elecciones, no hay propuestas de otros partidos, no hay más que continuidad. Tendría que ser muy hábil el que le toque conducir el próximo tramo de camino hacia la nada para lograr dar un vuelco.

No existen elecciones, no hay propuestas de otros partidos, no hay más que continuidad. Tendría que ser muy hábil el que le toque conducir el próximo tramo de camino hacia la nada para lograr dar un vuelco

El hombre muere y el partido es inmortal. Eso quiere decir que las ideas están planteadas y lo que corresponde es velar porque se cumplan. No más. Me gustaría que Cuba se pudiera sacudir, pero nunca he visto a un cocodrilo sacudirse. Lo correcto es que el pueblo tuviera la posibilidad del acceso total a lo que está pasando para que se diera cuenta, porque hay muchas cosas que no conoce. Que supiera más de los posibles líderes, de la oposición o de los que dentro del mismo gobierno están por un cambio. No hay estructura para conocer la verdad. Todo el presupuesto del país está centrado en el control y la vigilia. El acceso a internet es una utopía.

A menos que ocurra una implosión, nada puede cambiar. El pastel está repartido hace rato y son muchos intereses para soltar una lasca. Gobernar un país donde todos tienen que estar de acuerdo cada vez que me pronuncie es muy fácil. El asunto está en cómo proteger al que está en contra de mis criterios, en cómo tener argumentos para debatir, en sentarme a escuchar y en tener el valor como hombre y como militar de retirarme y dar paso a otra propuesta diferente.

Gobernar un país donde todos tienen que estar de acuerdo cada vez que me pronuncie es muy fácil. El asunto está en cómo proteger al que está en contra de mis criterios, en cómo tener argumentos para debatir, en sentarme a escuchar y en tener el valor como hombre y como militar de retirarme y dar paso a otra propuesta diferente

El generalato sabe que defendiendo esas leyes sigue exacerbando su poder económico, y los militares que están un poco más abajo necesitan proteger a los de arriba, pues si no, no hay ni gasolina ni privilegios. Toda la estructura está centrada en una oficina. Entonces, ¿para qué decirte lo que me gustaría, si es prácticamente imposible?

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