Cuba está a pocas horas de tener un nuevo presidente. Este jueves, los 604 diputados de la Asamblea del Poder Popular votarán por la única propuesta para el cargo que hizo el Consejo de Estado: Miguel Díaz-Canel.
Este hombre, ingeniero eléctrico de profesión, fue colándose en la cúpula del poder cubano desde muy joven. Su trayectoria política, comenzando como líder en su provincia (Villa Clara) de la Unión de Jóvenes Comunistas, luego primer secretario del Partido Comunista, ministro de Educación y primer vicepresidente del país, ha sido a lo largo de estos años una prueba de su obediencia e incondicionalidad al régimen.
A Díaz-Canel, un hombre del que los cubanos oficialistas destacan la época en la que utilizaba una bicicleta y se vestía con ropa deportiva, le debieron ir subiendo el salario con los cargos, o lo que es lo mismo, las comodidades para que no tuviera que pagar nada.
En el último informe de la Oficina Nacional de Estadísticas sobre los salarios en Cuba, informaron que el promedio mensual de un cubano era de 29.6 dólares al mes. El documento no especifica el pago a los dirigentes.
Nunca en la Isla ha sido público el dinero y las propiedades de sus jefes. Excepto una vez, en que Fidel Castro provocó la risa de la opinión pública internacional al asegurar en una entrevista para Ignacio Ramonet, que como presidente ganaba 30 dólares mensuales.
“El salario mío, al cambio de 25 pesos por un dólar, es de 30 dólares mensuales. Pero yo no me muero de hambre. Yo pago lo del Partido, lo otro, un tanto por ciento, desde el principio, por lo del alquiler, se pagaba creo que el 10 por ciento”, así está escrito en el libro “Cien horas con Fidel”, publicado en 2006.
“Ayudo a una tía, por parte de mi madre, uno de cuyos hijos murió en la guerra, eso antes de que hubiera aquí retiro, porque el Ejército Rebelde no cobró como en seis meses”, dijo.
Según la revista Forbes, la fortuna de Fidel Castro se calcula entre 800 y 900 millones de euros.
Será difícil saber cuánto le costará al pueblo este nuevo presidente que supone un gasto doble. Raúl Castro, el hermano de Fidel, nunca dijo públicamente cuánto le pagaban a él y Díaz-Canel es muy probable que tampoco lo haga.
El hombre en bicicleta necesitará ahora un cuerpo de seguridad mucho más amplio y un despliegue de recursos mayor cada vez que necesite moverse. A Raúl, obviamente se lo mantendrán. Al fin y al cabo, continuará al frente del Partido y del Ejército.
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