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El primer encuentro de Miguel Díaz-Canel, actual presidente de Cuba, con el fuera su gobernante por más de cinco décadas se produjo “por obra del azar”, según reseña hoy la prensa militante.
Basado en el testimonio de algunos compañeros de clase, ambos se habrían conocido cuando el joven Miguel no rebasaba aún los 18 años, en un partido de baloncesto (de esos organizados por Fidel en escuelas al campo para sacar su lado ‘más humano’ ante la prensa).
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La afición del joven al baloncesto lo llevó a participar en un juego en la entonces Escuela Secundaria Básica en el Campo (ESBEC) 1o de Mayo (Yabú 1), de Santa Clara. Allí jugaría contra el mismísimo Fidel Castro, ante la mirada amenazante de sus guardaespaldas.
“En determinado momento, Miguel lo gardea con insistencia. Automáticamente, los escoltas comienzan a decirle: ‘Oye, muchachito, despégate’; ‘Muchacho, déjalo hacer lo que quiera, o el que no va a jugar eres tú’”, dijo al periódico Vanguardia Juan Bautista de León, antiguo compañero de estudios.
Años más tarde, en una foto de archivo publicada recientemente por el mismo medio, un ya maduro Díaz-Canel aplaude sonriente con la mirada fija en Castro, que se encuentra junto a él presidiendo un acto del Ministerio de la Construcción.
Aunque la imagen no muestra mayor información, se presume que fue tomada entre finales de los ochenta o principios de los noventa, cuando ya fungía como segundo secretario del comité nacional de la UJC y fue designado primer secretario provincial del PCC de Villa Clara.
Por esas mismas fechas comenzó a codearse con Raúl Castro. Los dos compartirían un acto político organizado en la Escuela de la Defensa de Villa Clara a raíz de un aniversario de la UJC, relató a la prensa Jesús Boffill, un colega que lo acompañaba como miembro del buró de la esfera ideológica del Partido. Allí, Díaz-Canel abriría el acto con unas palabras de alabanza al gobierno.
“La noche previa ensayamos su discurso. Ante la duda de cómo cerrar la alocución, le sugerí usar una frase que se coreaba mucho en aquellos días: ‘Raúl, dile a Fidel que estamos con él’. Cuando la leyó, le pedí que la dijera con más fuerza, como para que retumbara todo alrededor, y así lo hizo”, narró Boffill.
Pero al día siguiente, el acto no salió como esperaba. Aunque pronunció el discurso sin contratiempos, en el momento final llegó a gritar “¡Raúl!” en un tono tan elevado que el General de Ejército se viró enérgicamente hacia él y le contestó “¿Qué?”.
“Díaz-Canel bajó el tono de voz: ‘(...) dile a Fidel que estamos con él”, y completó la frase casi en un hilillo”, relató.
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