El Parque central de Sagua la Grande se queda sin árboles

Hoy Santa Clara es una de las ciudades más deforestadas de Cuba, en la urbe más importante del centro del país cada vez son menos las áreas verdes, algo en lo que ha tenido indudable peso las afectaciones ocasionadas por el eventual paso de ciclones tropicales, pero sobre todo la sostenida indolencia y desatención de las autoridades gubernamentales.

Parque central de la ciudad de Sagua la Grande © CiberCuba
Parque central de la ciudad de Sagua la Grande Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 6 años

«Con otra feria de esas nos quedamos sin matas», bromea José Raúl, uno de los tantos abuelos que frecuentaba cada tarde el parque central de la ciudad de Sagua la Grande, antes de que los buldóceres arremetieran contra los añosos árboles, en nombre de la próxima Feria Internacional de Turismo, FITCUBA 2018, evento que tendrá en mayo a Villa Clara como sede.

«A cualquiera que tenga dos dedos de frente le debiera doler este destrozo. ¿Quién dijo que para construir o reparar algo hay que destruirlo primero? Los edificios se pueden restaurar, pero ¿quién puede suplantar un árbol de cientos de años? Esa es una pérdida irreparable», se lamenta el profesor jubilado de 78 años.


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La justificación esgrimida para remover toda la flora del parque, fue que las raíces estaban levantando el pavimento de la plaza, y entonces, en medio de todo el ajetreo constructivo con motivo de la feria de marras, se encontró esta solución extrema. «No eran todos los que tenían raíces superficiales, pero incluso, si así hubiera sido había que adaptar el parque a las plantas y no lo contrario», argumenta Giselle, estudiante de segundo año de arquitectura quien asegura además que siempre existen alternativas constructivas para preservar recursos naturales como la flora. «Pero ellos ni saben, ni se asesoran, ni les duele nada», concluye, refiriéndose a las autoridades gubernamentales y a los ejecutores.

Pero la FITCUBA 2018, si bien ha traído un aire renovador en muchos espacios de Villa Clara, no solo ha cargado durante sus preparativos con el arbolado de la villa del undoso, también en la capital provincial ha dejado su huella deforestadora.

René se llevó las manos a la cabeza cuando al regresar a su ciudad natal, luego de seis meses viviendo en México, descubrió el estado deplorable en que se encuentra el conocido Parque Las Arcadas. En nombre de la feria, y aliñada con la consigna política del momento, Santa Clara experimenta un apresurado proceso renovador. Si bien muchas veces los trabajos consisten en el mero retoque de las fachadas y algunos brochazos de pintura, otras veces la huella es más evidente, pero no por eso plausible.

«Esto parece Siria, es como si hubieran bombardeado el lugar», se queja el joven de 31 años que actualmente reside en Cancún. Y continúa: «Cuando viajas, te das cuenta de que en otros países no solo existe buen gusto sino también una cultura ambientalista, mientras que aquí cada vez involucionamos más. Parece mentira que en país con tantos universitarios hagan cosas como esta y nadie diga nada». Y es que el céntrico parque perdió de la noche a la mañana todos sus árboles, incluyendo las vistosas buganvilias que cobijaban a los transeúntes del boulevard santaclareño.

Parece mentira que en país con tantos universitarios hagan cosas como esta y nadie diga nada

«Dicen que cambiarán las plantas por otras más bonitas, pero cuanto tiempo tardarán en crecer, si es que después de trasplantar los nuevos ejemplares no los dejan morir, como ha pasado ya tantas veces», explica una dependienta de Artex, consultada para CiberCuba.

Hoy Santa Clara es una de las ciudades más deforestadas de Cuba, en la urbe más importante del centro del país cada vez son menos las áreas verdes, algo en lo que ha tenido indudable peso las afectaciones ocasionadas por el eventual paso de ciclones tropicales, pero sobre todo la sostenida indolencia y desatención de las autoridades gubernamentales.

Si bien el último huracán arremetió con toda su fuerza contra la flora santaclareña, afectando grandes extensiones de la periferia boscosa, y hasta del céntrico parque Vidal; aún más inicuo ha sido el proceder de quienes, sin pensárselo dos veces, remueven árboles con cientos de años o talan otros siguiendo la consigna del momento.

Cada vez que hay un Ejercicio Meteoro llega alguien con una motosierra y empieza a cortarlos con tremendo entusiasmo, asegura Migdalia Valdés, residente en el Reparto Santa Catalina, refiriéndose a los árboles que flanquean la Carretera a Camajuaní. «Los dejan pelados hasta el tronquito, para demostrar que hicieron algo. En lugar de sembrar cada vez más árboles, yo creo que hasta les da morbo destruirlos, es como si sintieran una inyección de adrenalina cuando la emprenden contra los árboles».

Y cuando le pregunto a quienes se refiere me responde: «Son los mismos que han inundado la ciudad de ornamentos feos como esas flores de pinchos que están por donde quiera. Este es el imperio del mal gusto y la indolencia.»

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