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El batey del antiguo central Jaronú conquistó el Premio Nacional de Restauración que confiere el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, algunos años después de haber sido proclamado como Monumento Nacional, en reconocimiento a sus valores patrimoniales.
El lugar se cuenta entre los sitios mejor conservados en Cuba, con una historia de 90 años, y marcada trascendencia en la vida económica y social de una localidad distante a unos 80 kilómetros al norte de la ciudad de Camagüey.
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El conjunto que conforman el central y el batey Jaronú, fundado en 1921, se destaca por su excelente planificación urbana, y por la coherencia tanto en los espacios públicos como en la expresión arquitectónica. De modo que se trata de una necesidad insoslayable la restauración del batey por su alto grado de integridad y autenticidad.
El 26 de diciembre de 1921, el coloso central Jaronú inició su primera zafra azucarera, y durante la década de 1950, se consideró el ingenio más grande de Cuba y el mayor productor de azúcar del mundo.
La construcción del central Jaronú, y de su batey respectivo, constituyeron importantes elementos en el proceso de transformación económica que se venía produciendo en la agricultura local debido al paso del ferrocarril norte a través de ella. De este modo se rompía con el predominio de la pequeña propiedad agraria, y se abrió el camino a la época de los grandes y medianos latifundios cañeros.
Por otra parte, el Premio Nacional en Conservación se entregó a la propietaria de una vivienda de la zona de Punta Gorda en Cienfuegos, por la preservación del inmueble, su mobiliario y valiosos documentos.
En acto celebrado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el arquitecto Irán Millán recibió el Premio Nacional por la Obra de la Vida, en reconocimiento a su labor en la museografía, la restauración, la investigación, la docencia y la gestión patrimonial.
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