Arlena Amaro, una periodista cubana de la cadena Telemundo, intentó en días pasados visitar a su familia en Cuba, pero las autoridades de la Isla le impidieron entrar.
La joven viajó con su esposo, brasileño, pero no pudo pasar del aeropuerto. Es la segunda vez que es deportada hacia Estados Unidos, país en el que reside desde 1996, cuando tenía 12 años. Desde entonces regresó sin problemas en dos ocasiones, hasta que se convirtió en periodista de la televisión norteamericana.
Como ya le había pasado una vez, Amaro realizó el proceso de solicitud de pasaporte desde el inicio para que la investigaran bien y en caso de negarle el acceso, lo hicieran desde el principio.
Después de gastar más de 800 dólares solo en trámites y pasajes, la reportera hizo su viaje. Ya en el aeropuerto cubano, la sacaron de la fila de Inmigración y la llevaron a una oficina donde le quitaron sus dos pasaportes, el cubano y el norteamericano. Fue entonces cuando comenzó a sentir miedo.
Al informarle que se le denegaba la entrada sin darle ninguna explicación, ella decidió que al menos su esposo lo hiciera y le diera a su familia los obsequios que habían comprado: comida, ropa, juguetes para los niños, mochilas con caramelos… Al principio querían devolverla con sus pertenencias, pero ante sus protestas, se lo entregaron a su pareja.
“Lo más triste fue saber que él llegó a mi pueblo: Colón, en Matanzas, con todo mi equipaje, pero sin mí. Toda mi familia esperándome y llegó él con mis regalos, mi equipaje, pero no llegué yo”, contó entre lágrimas a su colega Gloria Ordaz, de Telemundo.
Amaro no entiende su caso, porque sabe de otros periodistas cubanos residentes en Florida que sí pueden visitar la Isla. Cree que su sanción se debe a su labor como reportera en Venezuela, años atrás.
“El objetivo de contar mi historia es que todos esos cubanos que están yendo a Cuba, recuerden que esto está pasando y que aquello no ha cambiado. Que tomen conciencia de que todo sigue igual y de que se están exponiendo”, concluyó.
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