Para ningún cubano es un secreto que la atención al cliente en Cuba es cuestionable. Puedes estar horas esperando a ser atendido o pueden tratarte como si te estuvieran haciendo el favor de "atenderte". Realmente es un realidad que el cubano padece a diario.
También puedes encontrarte con una respuesta o un cartel de este tipo: "Estamos almorzando". A buen entendedor, con pocas palabras basta. Si alguien te lanza la frase, ya sabes que puedes darte la vuelta, que no recibirás el servicio en ese momento.
Estas cosas suceden, en mayor medida, en los negocios, tiendas u organismos estatales. Rara vez ocurre en un establecimiento particular, donde el trato es distinto.
El medio oficialista CubaSí se hizo eco de la problemática y recogió el testimonio de Omara, en el barrio Altahabana, quien se acercó al mostrador de una tienda, y cuando pensaba que la dependienta la iba a atender, ésta tomó lo que había llevado para el almuerzo, cerró la caja, agarró las llaves, y dijo que "estaban almorzando".
No obstante, según Omara, no es la primera vez que esto le sucede en el mismo lugar.
En el artículo de CubaSí se preguntan, respecto a los dependientes, "¿por qué almuerzan los dos al propio tiempo?"
Sencillamente, ¿qué le puede pasar a los trabajadores si se van todos a almorzar a la misma hora y abandonan el lugar? Ni los despedirán, ni les bajarán el salario que ya de por sí es bajísimo (menos de 30 dólares al mes, de media).
Otra de las historias contadas por CubaSí es la de Aliana, quien esperó "casi una hora por que llegara la dependienta, cuyo encargo es entregar la transferencia en divisas".
La respuesta a su espera fue la misma: "Estamos almorzando".
Hace unos pocos días, en la Isla se hizo pública una resolución para acabar con la "dispersión legislativa" y garantizar la protección al consumidor.
El reglamento intentará responder, según dice, a los frecuentes reclamos de los consumidores cubanos, quienes sobre todo se quejan del continuo maltrato de los vendedores, el incumplimiento de los horarios de venta, el desabastecimiento en las tiendas estatales, además de los precios y bienes adulterados.
Este reglamento deberá incluir una cláusula donde diga, al menos, que si un vendedor "está almorzando", otro debe cubrir su puesto y viceversa. Nadie debe esperar por un servicio, porque es precisamente un servicio, no un favor.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: