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Un lector del periódico Girón, en Matanzas, denunció que el pasado 1 de marzo debió velar a un familiar suyo en una caja en “estado vergonzoso”. Según cuenta, uno de los auxiliares del chofer del carro fúnebre cerró el ataúd a martillazos delante de todos porque no tenían los tornillos que se requieren para ello.
“Es doloroso, muy doloroso que sucedan cosas así… El 1ro de marzo tuve que responsabilizarme con los trámites para el velorio y entierro de un familiar. La falta de ética y escasa preparación de las personas que me atendieron es sorprendente”, dijo.
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“Mi familiar fue velado en la casa, cuando la depositaron en la caja, que estaba en estado vergonzoso, uno de los auxiliares del chofer comenzó a dar martillazos para cerrarla, ¡sí!, porque ya no presentan ni aquellos simuladores de tornillos para el cierre, una de las puntillas se jorobó y allí mismo siguió el auxiliar dando martillazos delante de los familiares.", agregó.
Según el referido medio este incidente no era por falta de materiales, sino por el descuido de los trabajadores.
Michel Pérez Santillano, administrador de la Fábrica de Ataúdes Matanzas, dijo el problema de las puntillas ya se había solucionado.
“Tras el paso del Huracán Irma no contábamos con las clavijas necesarias, ya que la fundición que contratamos para adquirir este tipo de insumo sufrió afectaciones. Pero ya se estabilizó la entrega y en la unidad contamos con las necesarias para el proceso de fabricación”.
No obstante, aclaró que tienen un problema con la tela que el Gobierno le asigna porque no es elástica. “A través de los años se ha podido comprobar que el tejido que tenemos no es el idóneo, ya que es satinado, se trata de una tela que no permite estiramiento, que no cede. Este tema se ha discutido en todos los niveles”, dijo.
Pérez señaló también que les afecta muchísimo la falta de experiencia de los trabajadores, quienes suelen cambiar muy a menudo por los bajos salarios de la empresa.
“El tema de los bajos salarios también golpea el desempeño del taller, sobre todo desde que se eliminó la vinculación”, comentó.
Las funerarias están peor que los ataúdes
Una de las lectoras de Girón se quejó de la funeraria de Jovellanos donde, según cuenta, las condiciones del inmueble dan “vergüenza”.
En una ocasión que se encontraba en el sepelio de un compañero de trabajo, “uno de los ventiladores de techo le cayó encima a una amiga ocasionándole hematomas en el torso, lo cual denota ineficiencia en el mantenimiento constructivo porque, como bien se sabe, los accidentes no son tan accidentales”.
Asimismo se quejó del desabastecimiento de la cafetería en la que supuestamente debían ofertar insumos a los familiares que pasan las noches en vela.
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