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Han pasado ya cinco días del trágico accidente aéreo, que costó a la vida a 111 personas en La Habana, y siguen apareciendo historias de vidas que se truncaron el fatídico 18 de mayo.
Este es el caso de Inés e Ileana, dos hermanas que volaban en el vuelo DMJ 972 de Cubana de Aviación y que nunca pudieron llegar a su destino.
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"No porque sean mis hijas, pero fueron obedientes y estudiosas de niñas, respetuosas y disciplinadas de jóvenes y magníficas madres y trabajadoras de adultas, no tengo quejas de ellas. No puedo expresar con palabras lo que siente mi corazón, no sé incluso si podré aguantar este golpe tan tremendo", relató Dora Mendoza Gómez al diario 'La Demajagua'.
Esta madre ve cómo el hogar familiar de Bayamo está presidido por la tristeza. Se quedó sin sus dos hijas y ahora trata de recuperarse de un dolor irreparable.
Inés e Ileana, de 56 y 52 años respectivamente, eran licenciadas en Economía. Ambas se casaron y tuvieron dos hijos cada una, que a su vez les hicieron abuelas por partida doble.
La primera, según el citado medio, trabajó durante una treintena de años como Subdirectora de Precios del Poder Popular de la provincia de Santiago de Cuba, localidad donde vivía. Ileana "estaba peritada por enfermedad", pero su último centro de trabajo fue Medilip como jefa de Control Interno.
Los amigos y familiares las definieron como "mujeres sencillas, nobles, entusiastas y alegres".
Nada volverá a ser igual para sus seres queridos, cuyas vidas también cambiaron en el momento en que el Boeing 737 se estrelló momentos después de despegar.
De las 113 pesronas que iban a bordo de la aeronave solo tres mujeres lograron sobrevivir. Una de ellas, Gretelle Landrove, murió en la tarde del pasado lunes luego de más de 72 horas en estado crítico.
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