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Cuba ha decidido utilizar tecnología traída desde Rusia para levantar el muro que protegerá la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras, de Matanzas, de futuros fenómenos meteorológicos, informó el periódico Girón.
La instalación, severamente afectada tras el paso del huracán Irma en septiembre pasado, será reparada con una técnica que se emplea en países como Canadá y Japón, y que ha demostrado ser eficaz en muelles, defensas costeras e incluso en lugares donde ocurren nevadas.
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Según explicó Pedro Antonio Hernández, Director Técnico y de Desarrollo de la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería de la provincia, los escombros del antiguo muro destruido por el ciclón avanzaron cientos de metros hacia adentro, y estructuras de alrededor de sesenta toneladas se desplazaron también por la fuerza de las olas.
La única solución era diseñar una nueva pared que protegiera el lugar sin riesgo alguno para los equipos.
Para ello se estudiaron los diseños que salvaguardan las costas de Canadá y del norte de Europa, así como los preceptos técnicos del Manual de Costas de Estados Unidos usados en centrales termoeléctricas ubicadas en la costa del Pacífico.
El resultado será levantar una estructura monolítica superior a los 11 metros, que será anclada a la base de rocas de la costa y que tendrá un escudo delantero inclinado y un remate superior con una curvatura.
Con la nueva tecnología traída de Rusia, para reforzar el hormigón se sustituirá el acero por barras de polímeros de fibra de vidrio, material con el que se conforma un barrote semejante a la conocida “cabilla”, que no se desgasta.
“Y para que la tierra también nos ayude a detener la fuerza del agua, en zonas donde nos lo permita la ingeniería de la industria vamos a retrasar entre 15 y 30 metros el frente del muro. Eso permite, además de reducir en dos metros la altura, que la costa amortigüe algo de la energía de la ola antes de que golpee contra la estructura”, añadió el experto.
En septiembre pasado, las enormes olas asociadas al ciclón Irma arrastraron a lo largo de 20 metros bloques de contención de 15 toneladas que protegían la central.
Los pedazos de rocas y escombros que inundaron los sótanos, sumados a los daños sufridos en las tuberías y en los equipos de generación, provocaron que la alimentación eléctrica y automática de la entidad colapsaran.
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