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Julio es caóticamente delicioso para Santiago de Cuba: desorden, jolgorio, algarabía…, congas que llaman a sus hijos a arrollar en las calles, vaivén alocado de carros que evitan arterias cerradas por quioscos o tarimas de madera que anuncian el Festival del Caribe y los Carnavales, y personas que hacen sus últimos esfuerzos por guardar algo de dinero que derrocharán durante el séptimo mes del calendario.
Todo ello en medio de un calor que trata con desagrado a los nacidos en esta tierra, que lo envuelve todo y que parece alcanzar, precisamente durante estos días, sus mayores cifras: es que verdaderamente el verano, ese que se siente con una gota gruesa rodando por la espalda o por la frente, se siente con mayor intensidad aquí en el mes de julio.
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A Santiago de Cuba se le llama «Capital del Caribe», una afirmación que tiene en julio su máxima expresión porque agrupa una buena parte de las festividades más importantes, mientras que la Steel Band del Cobre es el sonido que más podría identificar esta cultura y se escucha especialmente bello en estos días, en El Cobre o, con mucha suerte, por las calles de la histórica urbe.
Desde los primeros días de este mes en diferentes partes de la ciudad se empieza a respirar aires del famoso carnaval, con el montaje de los quiscos y los vendedores de comida que furtivamente, en un inicio, comienzan a pulular. Pero ciertamente el «Rumbón Mayor» se realiza los últimos días de julio, y mucho antes, y como «opening» de lujo, el Caribe se desborda del tres al nueve de julio con la Fiesta del Fuego.
Para la intelectualidad es el evento científico más importante de cultura popular en esta área geográfica; para los artistas una de las citas culturales de mayor masividad en el país; los turistas lo consideran una fecha donde la ciudad gana en atractivos; para el sector cuentapropista es el chance de tener en la urbe una de las mayores concentraciones de personas foráneas de todo el año.
“No es que me reporte mucho, porque muchos extranjeros que vienen durante el Festival del Caribe vienen por paquete… de esa forma tengo clientes garantizados, pero no son de los que dejan mucho dinero” comenta Javier, uno de los tantos cuantapropistas que alquila cuartos en el reparto Sueño, en Santiago de Cuba, y añade “aunque también te digo, tengo clientes, los que más pagan, que justamente no vienen en julio por el Festival del Caribe, le huyen a ese evento y a las demás festividades, así que todo no es color rosa, es más bien época de clientes baratos”.
Después del festival del Caribe o Fiesta del Fuego, que este año está dedicado a Puerto Rico, le siguen los carnavales.
Primero el acuático, después el infantil para terminar con el de adultos, también llamado el «Rumbón Mayor», que algunos especialistas aseguran es un error esa denominación pues esa fiesta popular no tiene rumba, sino conga.
Los días 14 y 15 de julio llegará hasta la rada de Santiago de Cuba el Carnaval Acuático, el mismo que lamentan las personas de Cayo Granma que fuera «robado»: “porque nació aquí, y de aquí se lo llevaron para la ciudad, y ahora solo tenemos que conformarnos cuando pasan las embarcaciones engalanadas, pero nació aquí y aquí se debía hacer”, comenta un lugareño.
Es esta una de las tantas iniciativas por reconciliar al santiaguero con su hermosa rada, igual que su malecón o los viajes por la bahía, ideas que en los últimos años dan vida a la urbe y que la hacen ser más animada.
“Ya desde que inicia el carnaval infantil es como si la ciudad estuviera en carnaval de adultos, quiero decir que cuando se hacía carnaval para los niños y para los adultos al mismo tiempo era más menos una semana, ahora entre una cosa y otra es como si fuera un solo carnaval más extenso” comenta Roberto, vecino de la calle San Félix, en el Centro Histórico.
Del 16 al 20 de julio, en la Avenida Jesús Menéndez y en varios puntos de la urbe, se realizará el Carnaval Infantil, evento cultural que demuestra, más que otros, por qué la cultura popular y tradicional tiene aquí un fuerte arraigo: es que se transmite de una generación a otra, y vive entre quienes aprender a bailar, tocar un instrumento u obtener un premio en la llamada área del jurado, es casi una cuestión de honra y orgullo. Así también lo asumen los niños.
“Julio es el mes donde más dinero se hace y se gasta en Santiago de Cuba. Yo, que vivo en Sueño, que es una de las llamadas áreas de carnaval, ya desde que comienza julio uno empieza a prepararse para este mes. Te explico. Yo vendo agua a muchos de los que montan sus timbiriches, desalojo una parte de la casa donde le guardo las pertenencias y también alquilo un cuarto que tengo en el patio con un bañito y todo. Muchas personas de mi barrio hacen estas cosas, también prestan sus cocinas y preparan los patios para convertirlos en mataderos de cerdo, esos que luego se venden asados”, explica Raúl, otro vecino de Sueño.
Dicen que las congas de junio anuncian el «Rumbón Mayor» de julio. Pero en la mente de los santiagueros no es necesario. El séptimo mes del año activa un reloj biológico que los prepara, casi inconscientemente, para disfrutar de una de las mayores fiestas populares de Cuba: el carnaval santiaguero.
“El carnaval tiene una estrecha relación con el santiaguero y con el ser santiaguero”, asegura una de las guías del Museo del Carnaval, único de su tipo en Cuba y que está en la llamada «tierra caliente», justamente en la calle Heredia, que se considera la arteria cultural de la urbe.
“Históricamente para el santiaguero su carnaval, antiguas fiestas patronales, han sido el momento para la descompresión, o sea, están en medio del fin de la zafra y el inicio de la cosecha cafetalera, por eso estas fiestas son momentos de desahogo, por eso la vida de muchos, de cierta forma, gira entorno a este momento, pero te hablo desde hace años, no de ahora, además de que es una de los momentos de máxima expresión de esa competitividad y rivalidad que se vive en los barrios y entre los grupos portadores de tradiciones… julio es el mes donde ellos se lucen y muestran su mejor arte”, asegura.
Del 21 al 27 de julio serán los Carnavales en Santiago de Cuba de manera oficial, pues desde antes la fiesta estará inundando la ciudad. Vuelven a las calles las pizzas que siempre son camagüeyanas, los bocaditos de cerdo y cueritos de macho asado, las palomitas, los platos de comida, frituras de maíz, los «carritos de la salá» que llevan música y cientos de personas detrás, ese éxito musical que casi nunca deja de estar prohibido en las emisoras y que el gusto popular, que no cree en censura, siempre coloca a la cabeza de la lista del «hit parade»… regresan las áreas, antiguas verbenas, algunas de farándula, otras donde las bebidas siempre están frías, los termos con sus cervezas aguadas todo el tiempo pero igual de sabrosas…
Aun cuando sigue siendo el más famoso de Cuba, el carnaval santiaguero no es hoy tan popular como antaño y como debía ser, sin embargo, en el pecho de quienes han nacido en la tierra caliente sí es el «Rumbón Mayor» una de las esencias de esta ciudad, y sin dudas momento cimero de julio y de lo que significa ser caribeño y estar en la llamada «Capital del Caribe».
Julio se vive intensamente en Santiago de Cuba. Entre negocios y negociantes que aprovechan estas fechas y sus jolgorios para «hacerel pan», tradiciones que se desbordan, rivalidades populares…, desde que la urbe se convierte en epicentro de cultura caribeña hasta que cierra el «Rumbón Mayor», la antigua villa colonial vive días, únicos, y que cada cual aprovecha como mejor puede.
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