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Nombrada por las más importantes autoridades de la espeleología cubana entre los tesoros del paisaje cubano, la Cueva Martín Infierno se localiza en la porción cienfueguera del macizo de Guamuhaya, a 57 kilómetros de la ciudad de Cienfuegos y a unos 25 de Trinidad.
Entre las más famosas cuevas de Cuba se encuentran las de Bellamar, Ambrosio y Santa Catalina, en Matanzas. En Pinar del Río está Santo Tomás, y otras de gran tamaño y con importantes evidencias arqueológicas y paleontológicas.
En la Sierra de Cubitas, de Camagüey, aparece la Cueva de los Generales, profusa en arte rupestre.
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Y al oriente, hay cavernas en Maisí que guardan petroglifos grabados en las rocas. Las cavernas del municipio de Cumanayagua, en Cienfuegos, se encuentran entre las más importantes de Cuba, y por supuesto sobresale la de Martín Infierno, y también la Cueva de los Perros.
A finales de la década de los 90, Discovery acudió a Cuba a realizar un documental sobre la estalagmita de la cueva Martín Infierno. Según revela el periódico Granma, en un artículo muy reciente del periodista cienfueguero Julio Martínez, se trata de una cavidad de origen fluvial que se mantuvo virgen y desconocida hasta 1967, cuando fue explorada por el espeleólogo espirituano Alejandro Romero y por el doctor Antonio Núñez Jiménez (el llamado Tercer descubridor de Cuba).
La cueva de Martín Infierno posee una longitud de 793 metros y un desnivel de 179 metros, y precisamente en la llamada furnia del infierno se localiza la estalagmita más alta del planeta, una formación calcárea conformada a lo largo de unos cinco millones de años.
Las estalagmitas se forman, y esta de la cueva Martín Infierno no es una excepción, por la acumulación de sedimentos calizos disueltos en las gotas de agua que se acumulan en el suelo de las cuevas. La mayoría de las estalagmitas aparecen debajo de las estalactitas, y dan lugar a una columna.
La estalagmita cienfueguera cuenta con 67,2 metros de altura, 30 metros de diámetro en la base y cerca de 100 000 toneladas de peso, y está acompañada por otras, rojizas a causa de la descomposición de minerales de hierro y el carbonato de calcio.
En 2011, un grupo de científicos cienfuegueros lograron iluminar la célebre estalagmita cuando fue grabada por primera vez por una cámara de televisión. La primera persona que logró tomarle una vista en color había sido el fotógrafo cienfueguero Omar García Valenti, 16 años antes.
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