Un cubano se viste de indio y se convierte en cotizada atracción: El Gobierno le da 15 días para desmontar su ‘aldea’

"Me asusta mucho que comiencen a visitarme extranjeros y eso moleste más a las autoridades”, lamenta. 

Fermín Olivero Bárcena © Diario de Cuba/ Osmel Ramírez Álvarez
Fermín Olivero Bárcena Foto © Diario de Cuba/ Osmel Ramírez Álvarez

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Un joven de 27 años se ha ‘convertido’ en indio para impulsar un proyecto cultural y turístico al oriente de Cuba que busca recrear, como una suerte de museo al aire libre, las tradiciones casi extintas de la población aborigen en la Isla.

Conocido como el Cacique Mayarí, Fermín Olivero Bárcena ha ganado fama entre turistas y pobladores desde hace dos años, cuando construyó una aldea aborigen en la cima de una loma, cercana a las localidades de Piedra Gorda y Seboruco.


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"Un pariente arqueólogo visitó estas cuevas hace unos años atrás y me habló de la riqueza del sitio, de todo lo que falta por explorar y descubrir. Aquí en esta zona se han encontrado restos de los seres humanos más antiguos del Caribe”, dijo Fermín al medio independiente Diario de Cuba.

El joven, atraído por la historia de la zona, comenzó a colectar construcciones rústicas y piedras raras en su casa, “lo cual motivó la visita de mucha gente, incluso extranjeros" y por eso decidió recrear su propio asentamiento en un área cercana. Allí se dejó crecer el pelo negro y cambio la ropa habitual por taparrabos y adornos de plumas.

"Comencé a vestirme de indio allí. En febrero de este año la gente empezó a visitarme. Primero unos pocos, luego por grupos a cada rato, ahora varios grupos al día", explicó el holguinero, quien obsequia a los visitantes cintillos de yarey que él mismo confecciona.

Fermín advierte que nunca cobra nada por su ‘atracción’, “pero algunos me dejan dinero solidariamente”. Explica, no obstante, que no rechaza los donativos porque cada vez le puede dedicar menos tiempo a buscarse la vida en otra cosa.

El joven lleva a sus visitantes por cuevas, senderos y un mirador rústico en un árbol desde donde se divisa todo el valle. En la cueva cercana tiene troncos huecos que usa de tambores para amenizar su espectáculo.

De acuerdo con el reportaje de DDC, el Cacique Mayarí no da abasto: se ha convertido en una cotizada atracción y cada día son más los grupos que van a conocerlo. "Yo nunca he promovido esto, la gente se entera y viene”, enfatizó.

“Les dedico todo el tiempo que tengo, pero es agotador. Me asusta mucho que comiencen a visitarme extranjeros y eso moleste más a las autoridades”, lamenta.

Según contó al medio, hace aproximadamente un mes fue contactado por funcionarios de Planificación Física y le avisaron que tenía “15 días para destruir todo, que era una ilegalidad”.

“Claro que no lo haré”, sostuvo. “Estoy tratando de legalizarlo y no puedo. Varias veces he ido a la Dirección de Cultura, intentándolo. Para que vinieran les conseguí un transporte con un amigo, pero hace dos meses de ello y no hay respuesta".

La presidenta del Consejo Popular le dejó saber que lo apoyaría, pero todavía Fermín está a la espera. El joven se pregunta “¿quién detiene a la gente que se entera y vienen a visitarme?” y afirma que no piensa rechazarlos por un problema burocrático.

"Solo quiero que me apoyen y que no me obliguen a destruir este proyecto cultural. Sería un crimen porque ya no es solo mío, sino de todos aquellos a los que les ha gustado", demandó.

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