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Una bibliotecaria cubana de 69 años pasa horas entre goteras, insectos y bajo peligro de incendio, mientras intenta que miles de libros se salven del abandono al que han sido sometidos durante años por parte de las autoridades de La Habana.
Dineya Vázquez Acuña, directora de la Biblioteca Municipal de La Habana del Este “Tina Modotti”, denunció al periódico Trabajadores el grave estado de deterioro en el que labora diariamente y cómo los funcionarios provinciales continúan aplazando la reparación del centro.
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“La Dirección Provincial de Bibliotecas periódicamente analiza su pésimo estado constructivo y esperamos con ansiedad su reparación, ya que cada año que pasa se destruye más y, con ella, los libros que quedan”, dijo.
Vázquez Acuña señaló además que todavía “no se ha dicho la fecha de inicio de la restauración”, pero espera que esta se acometa antes de fin de año, “a través del Plan del esfuerzo decisivo por los 500 años de La Habana”.
Con el fin de conservar y promover el patrimonio bibliográfico, así como el de fomentar el interés por la lectura, la biblioteca fue fundada en 1973 y hoy ocupa tres viviendas en el #333 de la calle 162D, entre 162 C y 3ra. Estas fueron construidas en la década de los sesenta, poco antes de iniciarse el apogeo de las microbrigadas en esa barriada donde ya viven alrededor de 200 mil personas.
No tenemos luz. La única lámpara que existía, traída por mí, se fundió. Cuando llueve las filtraciones invaden las instalaciones eléctricas, lo cual constituye un serio peligro de incendio
Allí existían tres salas especializadas en Arte y literatura, Literatura infantil y Ciencias y técnicas, donde se atesoraban unos 50 mil libros, de los cuales, luego de dos años de cerrados algunos de los locales, apenas podrá salvarse el 40%.
Los libros y archivos bibliográficos presentan en su mayoría un alto nivel de deterioro a causa de la humedad -les caen encima goteras que se filtran desde los techos cuando llueve-, el calor, las polillas y el indebido almacenamiento.
“Nuestra biblioteca atendía a más de 30 centros escolares de Alamar y de otras barriadas como las de Guiteras, Guanabo, Cojímar, Camilo Cienfuegos y Campo Florido, de las que cada día nos visitaban unos 100 lectores, en su mayoría estudiantes”, dijo Dineya, directora del centro por más de cuatro décadas.
La especialista, que cursó estudios de Medicina y es graduada de Bibliotecología e Información Científico Técnica, ya está a punto de jubilarse. “Quisiera que esta, mi otra casa, volviera a resplandecer”, afirmó con pesar.
Los anaqueles y demás mobiliario de la Tina Modotti también están completamente destruidos, como las puertas, ventanas y algunas áreas de los techos y las paredes. “No tenemos luz. La única lámpara que existía, traída por mí, se fundió. Cuando llueve las filtraciones invaden las instalaciones eléctricas, lo cual constituye un serio peligro de incendio”, alertó.
En la biblioteca laboraban alrededor de 15 trabajadores, muchos de los cuales se trasladaron para la antigua Biblioteca Popular de Alamar, “donde se reubicaron varios libros y ofertamos algunos servicios”.
“La mayoría de nuestro patrimonio se encuentra en este lugar, en el que ningún custodio quiere desempeñarse por las pésimas condiciones y el bajo salario. Desde hace buen tiempo no disponemos de teléfono, se nos retiró por falta de presupuesto para pagarlo”, agregó.
Pese a los achaques de la edad, la directora debe moverse entre la sede actual (Avenida de los Cocos, Zona 7) y este edificio (Alamar Playa), donde, incluso, hace rondas durante la noche ante el temor de que se produzca algún hecho vandálico.
“Miles de hombres y mujeres, graduados de disímiles profesiones, se auxiliaron en su formación de nuestros servicios. Hoy muchos pasan por aquí y lamentan el penoso estado del centro”, enfatizó.
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