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El Senado argentino ha dado un portazo al cambio: no al aborto, el país se queda con una ley de 1921.
En una votación con matices dramáticos y con toda la nación pendiente, el Senado acaba de rechazar el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, que ya había sido aplastantemente respaldado en la Cámara de Diputados.
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La votación final contabilizó 38 senadores en contra, 31 senadores a favor, 2 abstenciones y 1 ausente. De esta manera, la interrupción del embarazo se mantiene como un delito sancionado con hasta cuatro años de prisión a pesar de que en Argentina las estadísticas pedían a gritos un cambio: cada un minuto y medio una mujer aborta ilegalmente.
El proyecto de ley buscaba expandir los derechos al aborto para permitir que las argentinas pudieran terminar legalmente un embarazo durante las primeras 14 semanas de gestación. Las leyes actuales permiten el procedimiento solo en casos extremos como violaciones o aquellos en que la vida de la madre se vea comprometida.
La introducción de esta reforma fue vista como un paso de evolución por los sectores progresistas argentinos, pero finalmente se impuso la visión más tradicionalista y religiosa dentro del Senado.
Las provincias del norte argentfdiino terminaron por mover la balanza contra la legalización del aborto. De las once provincias cuyos senadores se manifestaron contrarios a la despenalización del aborto voluntario, ocho pertenecen al norte del país: Formosa Jujuy, Salta, Tucumán, Corrientes, Catamarca, La Rioja y Misiones.
Según expertos, la posible explicación de esta negativa norteña tiene motivos religiosos: en la zona norte de Argentina la fuerza de la iglesia católica es mucho mayor que en el resto de la nación. Datos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas, por ejemplo, refieren que el 76,5% de la población argentina se declara católica pero en el noreste esa proporción se dispara hasta el 84% de la población.
Por su parte, la mayoría de las provincias cuyos senadores respaldaron el proyecto son de las zonas de centro y sur del país.
La decisión de mantener el aborto en la categoría de delito severamente sancionable no evita las interrupciones ilegales y precarias. Estudios realizados como parte de la campaña por el Sí para el proyecto estiman entre 350 mil y 450 mil los abortos anuales en Argentina, muchos de ellos realizados en una peligrosa clandestinidad donde se emplean incluso sondas, agujas de tejer y todo tipo de métodos riesgosos para la vida femenina.
La Argentina de siglo XXI ha elegido vivir bajo una ley de hace 97 años.
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