Miami, 13 ago (EFEUSA).- La creciente preocupación de los floridanos por la contaminación por algas que sufren las playas de su turístico estado se ha transformado en un movimiento para reclamar a los políticos que descrucen los brazos y busquen soluciones cuanto antes.
Miles de personas respondieron a la llamada hecha por el grupo "Hands Along the Water" ("Manos a lo largo del agua") y se unieron de las manos este domingo hasta formar una cadena humana en las orillas de las playas tanto de la costa este como de la del oeste.
Rebekka Lee, una de las organizadoras, dijo hoy a Efe que no tienen pensado por ahora convocar nuevas protestas en la playa, pero han empezado a analizar otras posibles acciones en parques y en las sedes de los municipios de todo el estado.
Definitivamente, "queremos hacer algo más", indicó sin dar más detalles.
Con las manos agarradas durante 15 minutos y los rostros tapados con mascarillas, los manifestantes expresaron su frustración ante una crisis ecológica que está atentando contra la vida marina del estado, en especial en la costa del Golfo de México (oeste).
Después de varias semanas de ver en los diarios y televisiones las imágenes de millares de peces, delfines y otros animales marinos muertos en la arena o de unas aguas teñidas de un color verde azulado dignas de una instalación artística, hoy la imagen que destaca en todos los medios es la del cordón de bañistas unidos contra la contaminación.
Todo empezó con un mensaje en las redes sociales: "¿Qué pasaría si 5.000 o 10.000 de nosotros nos agarrásemos de las manos una mañana en las playas de costa a costa? Estaríamos en cada canal de televisión del país".
"¿Tienes 15 minutos libres para dedicarlos a nuestras playas y nuestra fauna?", preguntaron los organizadores del movimiento.
El eco que tuvo este mensaje fue notorio y un aviso para las autoridades del estado, que han sido criticadas por su falta de respuesta a un problema que ya se había presentado otros años, pero no con la intensidad que está teniendo este verano.
El domingo hubo manifestaciones en una treintena de lugares de las costas floridanas, desde St. Petersburg, Tampa, Ft. Myers y Naples, en la costa oeste, hasta Miami, Fort Lauderdale y Cocoa Beach, en la costa este.
En el Golfo de México, donde se encuentran algunas de las playas que están catalogadas como las mejores del país, el problema fundamental es la proliferación de una micro alga, la "Karenia brevis", que acaba con el oxígeno de las aguas marinas.
La llamada "marea roja" es un problema que suele presentarse cada año en las costas del occidente de Florida, pero este verano ha tenido una magnitud inusitada.
Los defensores del medio ambiente se preguntan si el problema se ha agravado por un alga verde azulada altamente dañina que proviene del contaminado lago Okechobee, en el centro del estado, y que se ha extendido por ríos y canales hasta llegar al mar, especialmente en la costa este, debido a las descargas que regularmente se hacen en una envejecida presa.
Las algas están "matando nuestra vida marina. Esta es mi casa. No quiero verla morir", dijo Rebekka Lee, una de las organizadoras del movimiento en la playa de Fort Lauderdale.
En los humanos, la proliferación de alga verde puede provocar náuseas y problemas neurológicos en las personas, mientras que la micro alga del oeste produce irritaciones respiratorias.
Es por eso que "Hands Along the Water" aconsejó a los manifestantes preocupados "por su salud y su sistema inmunológico" llevar mascarillas y zapatos y dejar a las mascotas en casa, porque "la marea roja y el alga tóxica son un peligro".
Acorde con la naturaleza de este movimiento, los manifestantes llevaron agua en botellas reciclables y no portaron carteles ni otro tipo de propaganda porque "Hands Along the Water" no quiere "dejar basura tras de sí".
La preocupación no solo es por el medio ambiente sino por el turismo, que es la industria número uno de Florida, un estado que en 2017 recibió un récord de 116,5 millones de visitantes nacionales e internacionales, un 3,6 % más que en 2016.
Este estado peninsular y sureño cuenta con costas al océano Atlántico y al Golfo de México y se asoma al Caribe por sus famosos y pintorescos cayos. Sus playas, que en conjunto tienen una extensión de 825 millas, son un potente imán para turistas.
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