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Kquame Richardson y Henry Hayes, de 19 años cada uno, fueron condenados a cadena perpetua revisable por la muerte de un bebé de 22 meses en enero de 2016.
Ambos jóvenes fueron hallados culpables de la muerte del pequeño en un tiroteo ocurrido entre miembros de bandas rivales en la ciudad de Jacksonville, en el noreste de Florida.
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Sobre los dos pesa el delito de asesinato en primer grado y otros cargos por el fallecimiento del pequeño Aiden McClendon, que recibió varios impactos de bala.
De acuerdo al reporte policial, Hayes y Richardson intercambiaron disparos y varios de ellos alcanzaron al bebé, que en ese momento se encontraba en una silla dentro de un vehículo.
Los dos pertenecían a "bandas criminales enfrentadas".
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