Desenvuelta, franca, acostumbrada a decir lo que piensa, así es la tricampeona olímpica del voly cubano, Marlenis Costa Blanco.
“Hacía tiempo que no 'chocábamos' y ahora me sorprendes con una entrevista. Vamos allá”.
Así, como siempre diáfana, comienzo a conversar con la pinareña nacida hace 45 años en Consolación del Sur y criada en el central Manuel Sanguilí de La Palma.
¿Cómo están los muchachos, esos gemelos tan 'buenos' que tienes y la linda Melanie?
“Ay amiga, ¿para qué? ¿Recuerdas cuando me hiciste el reportaje al nacer la niña? Ya hace 16 años mientras Dailanie de la Caridad y Cristian Carlos ya andan por los 12. ¡Cómo pasa el tiempo!”.
Para Marlenis Costa la familia tiene un especial significado pero además del amor filial sobresale el amor al deporte.
“Tú nos conoces muy bien. Silvia Costa, actual recordista nacional de salto de altura, subcampeona del Mundial de Sttugart, es mi tía, hermana de mi papá Maximino, quien jugó en nuestras Series Nacionales en el equipo Vegueros. También Reynaldo Costa, pitcher y titular mundial con el CUBA; Francisco y Jesús Costa, todos peloteros y tíos, forman parte de esta gran familia.”
Con tanta pasión por el deporte, tú no podías quedar detrás. ¿Siempre el voleibol?
“Pues sí. A los ocho años, mis tíos Javier y Jesús Costa me descubren. Uno era entrenador de voleibol, el otro de béisbol. Di mis primeros pasos en una cancha que había en el central donde vivía. Me entrenaba tío Javier.
“Asimilaba bien, entrenaba, mejoraba por día; y así a los once años ya estaba entrando en la EIDE Osmany Arenado de Vueltabajo. Esto fue en 1984. Asistí a tres Juegos Nacionales Escolares y a cinco Juveniles, en uno de éstos fuimos campeonas.”
Sé que enfrentaste muchos problemas por tu tamaño, pues no eras lo suficientemente alta; una época en que las Miyera Luis, Reglita Bell y otras tampoco poseían esa gran estatura pero su clase se impuso.
“¿Qué si qué? Mira, no me quiero ni acordar. La difunta Chela, esposa de Eugenio George y miembro de la Comisión de voly, me rechazaba continuamente porque yo no crecía lo suficiente para los requerimientos del voly. No me dejaba entrar en la ESPA. Fue entonces que una gran ex jugadora devenida entrenadora, Ana Ibis Díaz, me matriculó bajo su responsabilidad.
“Ella siempre vio en mí a la pasadora ideal para el CUBA, pues como en edades tempranas yo ocupaba la posición de atacadora auxiliar, además de recibir y pasar, atacaba bien. Y créeme, no hice quedar mal a la profe Ana Ibis.”
¿Qué características debe tener una buena pasadora?
“Por encima de todo tiene que ser inteligente pues tú eres la que reparte el balón, ver quién ataca, por qué zona. Al principio se atacaba por cualquier parte, ahora es por zonas, según tu ubicación en la cancha. La pasadora es guía, es ágil, debe tener velocidad de reacción.
“Ya en los Juegos Panamericanos Habana 91 y en la Copa del Orbe de Japón de ese mismo año, formaba parte del seleccionado nacional como jugadora de cambio de pasadora. Había entrado en el equipo un año antes, cuando intervine en mi primera gira de invierno. A mediados de ese 1990, como juvenil, asistí a los Juegos de la Buena Voluntad en Seattle.”
¿Y cuándo es que integras el sexteto regular?
“En los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. A partir de ahí y hasta los de Sydney 2000 no me bajé más del caballo.“
El voly femenino cubano vivió una época dorada, que en su gran mayoría contó con la presencia de la Costa.
“Imagínate, así por arribita porque siempre se queda algo, en 20 años: tres títulos en Juegos Olímpicos, tres en Campeonatos Mundiales, uno de ellos Juvenil, otros tres Panamericanos con saldo de dos medallas de oro y una plata, y unos Centrocaribes, los de Maracaibo 98, donde arrasamos. (No como ahora que perdimos en el área, algo inverosímil)”.
Yo recuerdo que a las citas regionales, Eugenio salvo en Maracaibo, enviaba a las juveniles y éstas ganaban sin mayores dificultades.¿Quieres hablar de la derrota en Barranquilla o seguimos con tu asistencia a grandes eventos?
“Estábamos en mi carrera, termino con esto, pues además de Olimpíadas, justas continentales y regionales, intervine en cuatro Torneos 'Los cuatro grandes', en todos ganamos, tres Copas del Mundo, también medallistas doradas; de 1993 al 2000, los Grand Prix, donde ganamos dos versiones y siempre estuvimos en el podio.”
Como podemos ver, la Costa nunca creyó en su 'baja estatura', y posee en sus vitrinas medallas de todos los colores, trofeos de todos los tipos. En su larga trayectoria, esta jovial mujer es un anecdotario viviente.
He entrevistado para CiberCuba a varias de las Espectaculares Morenas del Caribe, y no he tratado el tema de la sanción recibida por Eugenio George en 1996, después de Atlanta y del Grand Prix en Japón.
Yo te confieso que me quedé atónita con aquella escueta nota del periódico que reflejaba dicha sanción. Al releerla, era tan grave, que pensé que el más afamado de los DT del planeta, había violado a alguna muchacha o había vendido algún juego. Así fue la nota de trepidante.
¿Cómo lo supieron ustedes, cuál fue la reacción?
“La mísmitica que la tuya. Nos enteramos de la igual forma, sólo que nosotras sabíamos que ni había violado a nadie ni vendido ningún juego. Nos mirábamos y no lo podíamos creer. Es más, a día de hoy tampoco sabemos qué pasó, cuál fue la causa de esa sanción que nos quitó a nuestro padre, maestro, entrenador, así, sin explicación alguna.
“Estábamos molestas, decepcionadas, veníamos de ganar nuestros segundos Juegos Olímpicos. Ñico Perdomo era muy buen técnico pero su carácter no era el mejor (le decíamos Hitler). Pero, además, Eugenio era un símbolo, era nuestro guía, era respetado en cualquier parte del planeta; bueno, el entrenador del siglo XX.
Eugenio era un símbolo, era nuestro guía, era respetado en cualquier parte del planeta
“¿Sabías que cuando muchas federaciones de otras naciones se enteraron de su separación del equipo le hicieron proposiciones económicamente muy favorables? Él nunca aceptó, esgrimiendo que no podía entrenar a jugadoras extranjeras para ganarnos a nosotras. Dime quién hace eso, quién ha hecho eso.”
¿Qué hicieron ustedes? no sé, las jóvenes, las más veteranas... Hay vías.
“Clamamos por su regreso, que nos explicaran. En cuanta reunión había nos parábamos a protestar. No fue hasta 1999, después de la Copa del Mundo, que nos volvimos a reunir; estábamos casi desquiciadas y exigimos su regreso, que se concretó como asesor antes de los Olímpicos de Sydney.”
Yo sé. El DT oficial era Luis Felipe Calderón pero todos sabíamos quién mandaba: Eugenio, el entrenador del siglo XX, el entrenador de las Espectaculares Morenas del Caribe, el artífice de la escuela cubana del voly damas.
“Y aunque fue electo como entrenador de la pasada centuria y Regla Torres, la mejor atleta, nosotras consideramos que Japón no fue el equipo sino nosotras. ¿Quién tenía mayores lauros? Pero dicen que Cuba no podía ganarlo todo. ¿Has visto tú semejante cosa? Que ahora no hagamos nada; está bien. Pero en aquella época, ¡por Dios!. Nadie nos vencía.”
Volviendo a Eugenio, ¿qué pasó cuando regresó al Cerro Pelado?
“¡Imagínate tú! No te lo puedo explicar. Nos abalanzamos sobre él, lo abrazamos; aún lloro recordando aquel momento cuando nuestro padre y pedagogo volvía a nosotros con la cabeza en alto, sin saber aún nosotras quée dio pie a la sanción. ¡Fue apoteósico! Y nosotras las voleibolistas, no, el Cerro Pelado entero se congratuló del retorno de un grande.”
En otras entrevistas y en varios de mis programas televisivos he tratado la famosa bronca entre ustedes y las brasileñas. Me dices que tienes algo que aportar a lo que muchos conocen.
“Jajajaja. Sí, claro. Tú estuviste dando toallazos en la cancha pero cuando pasamos a los vestuarios, ya tu cámara no pudo entrar. Pero ahí se armó la gorda. Resulta que Raisa O'Farril y yo salimos al pasillo del camerino a buscar un gatorade, y nos topamos con Ana Paula (destacada jugadora brasileña), quien le dio un codazo al pasar a Raisa.
“Mira Julita, la cogí por los moños, y ahí sí vino la gran bronca de Atlanta no trasmitida por la tele. '¡Lo que usted no vio!' Tiradera de toallas, pomos. La seguridad norteña no podía aguantar la sangre caliente latina. Tanto fue así que en la premiación se tomaron medidas extremas, y nos colocaron por puertas opuestas. Y no, en el podio nos portamos bien tanto unas como otras.”
Pero no fue en Atlanta nada más, ¿por qué ese enfrentamiento, esa hostilidad?
“Nosotras éramos las mejores amigas. En los hoteles nos metíamos en las habitaciones unas de otras, por ejemplo, cuando yo parí a Melanie, mi gran amiga, la pasadora Fernanda Venturini, me mandó con el equipo la canastilla entera. Los líos los buscaba Ana Paula; ésa era la 'bretera', formaba los líos y se iba. Jajajaja. Excelente voleibolista, guía. Mis respetos para ella y su equipo.
“Pero como sabes, en Atlanta no paró la cosa. Y en el Grand Prix de Japón nos gana Brasil y la misma Ana Paula empieza a gesticular, y la Gato le reciprocó, y detrás de ambas nos fuimos todas. Al terminarse el altercado empezamos a buscar a Regla Torres y ¿sabes? nuestra buena amiga la había emprendido con las sillas de las gradas y tenía al fisioterapeuta de Brasil agarrado por el cuello. Una se ríe ahora pero… ¡nos iban a botar a todas!
“La sanción de la FIV si volvíamos a pelearnos era la separación de eventos internacionales por 4 años. Así las cosas, nos reunimos y dijimos: '¿4 años sin pacotilla, sin comer con aceite, sin viajar? ¡Qué vá!' Eso más nuestro orgullo de ser las campeonas olímpicas, claro está. En el saludo obligatorio de inicio y final de los juegos, mirábamos el techo.”
Ustedes eran el equipo ídolo de la afición al voly en el planeta. Sé que cuando iban a China y Japón, el público coreaba sus ataques y defensas como si fueran propios.
“Nos convertimos en un punto de referencia del voly universal. Te pongo un ejemplo, cuando jugábamos con Kenya, y nos hacían un tanto, corrían, se saludaban, se cargaban, hacían una fiesta que tal parecía que habían ganado un Mundial. Todas nos querían ganar.”
Nos convertimos en un punto de referencia del voly universal
¿Qué táctica utilizaba Eugenio para mantener el nivel del voly f, en cuanto a la cantera que existía en el Cerro Pelado? o sea, prácticamente existía otro seleccionado de Espectaculares.
“Entrenábamos a la par, nos atendían a la par. Eugenio no entendía de derrotas. En un torneo en la República Checa perdimos ante China. Había un puente larguísimo: en los extremos se situaban Calderón y Ñico; en el medio, el Dr. Betancourt. Pues, debajo de la nieve, estas cubanas tenían que correr para arriba y para abajo. Recuerdo que Calderón nos decía. '¡corran (y una mala palabra) que por ustedes nos estamos congelando!'.
“Y cuando enfrentábamos a un rival de menos fuerza, Eugenio empezaba con nosotras, las regulares, pero enseguida ponía a las suplentes. Si las contrarias nos hacían 10 puntos, teníamos que correr todas hasta que él se acordara. Eso nos proporcionaba una cohesión pues todas halábamos parejo para que las suplentes no decayeran en el marcador. Eso ahora no es así, lamentablemente; mira el papelazo en Barranquilla. ¿Cuándo se ha visto eso?”
Todas halábamos parejo para que las suplentes no decayeran en el marcador. Eso ahora no es así, lamentablemente
Yo conozco los detalles de los entrenamientos y de las competencias. A veces parecía algo excesivo pero los años han demostrado que no.
“Concuerdo contigo. A mí no me gustaba entrenar los sábados. Ñico me puso 'la sabatina' y me iban a buscar a la casa. Corríamos 7 pistas, hacíamos las seguidillas, jugábamos con la net a la altura de los varones (de 2 metros 24 centímetros a 2,43); poníamos un cajón delante de la malla, hacíamos el salto de la chapilla para no irnos de zona. ¡En fin! Instrumentos, métodos que tanto frutos dieron: ¡éramos las Espectaculares Morenas del Caribe!“
Espectaculares que han desaparecido como por arte de magia.
“No, ¿quién dijo? ¡Aquí estamos! Mireyita, al frente del voly playero que está en ascenso; yo trabajo en la Dirección Municipal de Deportes de 10 de octubre como metodóloga; Yumilka Ruiz está en el Centro de Desarrollo del Deporte: Imilsis Téllez, entrenando en el equipo nacional; Regla Torres, en el cadetes; Norka Latamblet prepara a niños de 12-13 años; otras trabajan o viven en el extranjero; pero todas estamos. ¿Quién busca a las espectaculares?
“Ah, que como dice el narrador René Navarro (autor del sobrenombre que tanto identifica a esa pléyade estelar de jugadoras), ese nombre hay que ganárselo. ¡Estoy de acuerdo! Las muchachas de ahora, lamentablemente, no se lo han ganado. La gota que colmó la copa fue perder en Barranquilla.”
¿Qué pasa según tu criterio?
“Muchas cosas pero con todo y deserciones; con todo, y subirlas con demasiada prisa al equipo grande… ¡No hay justificación para perder en Juegos Centrocaribeños donde el nivel no es exigente! Esas niñas participan en competencias internacionales, entrenan, algunas están contratadas en clubes extranjeros. ¡No es fácil!”
¿No ves la luz al final del túnel?
“Sí, por ejemplo, si a Reglita Torres y Tomás Fernández (Director Técnico de Cadetes) los apoyaran, los dejaran trabajar, la escuadra nacional respiraría nuevos aires, para mí, muy ventajosos.
“Con las ideas de renovación de ellos y con los talentos que existen (tienen condiciones físicas, mayor talla, mejor somatotipo que nosotras) se podría mejorar mucho y llegar, poco a poco, a recuperar sitiales perdidos en el universo voleibolístico.
“Pero tú sabes el daño que hacen los mediocres, los que han olvidado la escuela cubana de voly (f) que creó Eugenio; han olvidado sus métodos, su pedagogía. ¡Y miren los resultados! Están ahí, palpables.
“Ninguna de nosotras se ha negado a ayudar, a colaborar, a enseñar. No se trata de que se hable sólo de nosotras. Pero nadie nos llama para ayudar y tratar de llevar adelante al voly otra vez.
Ninguna de nosotras se ha negado a ayudar, a colaborar, a enseñar. No se trata de que se hable sólo de nosotras. Pero nadie nos llama para ayudar y tratar de llevar adelante al voly otra vez
“Sin ofender a nadie, las pasadoras actuales no son buenas. Aquí estamos Tania Ortiz y yo pero, si no nos llaman, ¿para qué sufrir? Y no se trata de quitarle el puesto a nadie; se trata de que nos dejen traspasar nuestras enseñanzas: la experiencia vale un mundo.“
Les dije que Marlenis Costa no se callaba. Pasan los años y aquella jovencita echada para adelante no cambia. Dejemos el tema. Dame tu equipo ideal.
“Son varias. Auxiliares: Mamita Pérez y Mireyita Luis; centrales: Magaly Carvajal, Regla Torres, Nelly Barnet y Lucila Urgellés; pasadoras: Imilsis Téllez y Tania Ortiz (ella por modestia no se menciona pero tras 20 años en la selección nacional, ¿quién mejor que ella?), y líbero, Liana Mesa. DT: por supuesto, el maestro Eugenio George.”
¿Y las mejores del mundo?
“Irina Kirilova, pasadora rusa; Helena Batutina, auxiliar también de Rusia; la china Lang Ping, conocida por 'el Martillo', atacadora auxiliar; la estadounidense Flora Heyman y las brasileñas Ida, Ana Moser y Fernanda Venturini, central, auxiliar y pasadora, respetivamente.”
Marlenis Costa, si no la mejor, una de las mejores pasadoras cubanas de todos los tiempos, jugó antes de su retiro en el 2000 en dos clubes italianos, el Pedretti Bergamo y Reggio Calabria, por contratación de Cubadeportes, y tras su jubilación, en el Murcia de España.
Actualmente sufre como todas las Espectaculares Morenas del Caribe y todo el pueblo las malas actuaciones de nuestras actuales voleibolistas, y espera pueda en alguna ocasión trasmitir su tremendísima experiencia; así como espera recibir un nuevo automóvil, más que ganado con sus tres cetros olímpicos.
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