Con toda intención, mi resumen diario de la actuación cubana en Grandes Ligas dejó fuera el desempeño del martes del villaclareño Yandy Díaz, un muchacho que ha merecido mejores oportunidades por parte de los Indios y al que he querido dedicarle un aparte en este espacio.
Ayer, Díaz pegó hit, doble y jonrón en cuatro turnos para encabezar a su equipo desde el segundo turno del line up, en funciones de bateador designado. Así las cosas, su secuencia ofensiva se elevó a .333/.364/.476 en 66 visitas a la caja, y ahora mismo su escuadra (con pasaje casi seguro a la postemporada) debiera tenerlo más en cuenta para el tramo final de la campaña.
La Tribu tiene la tercera base reservada para José Ramírez, obviamente, y la plaza de designado la ocupa Edwin Encarnación cuando Yonder Alonso se hace cargo de la primera almohada. Pero sí que se pueden mover piezas para que el cubano entre en juego por el alicaído veterano Jason Kipnis (.228/.313/.374).
El hijo de la Araña Díaz no es un bateador de fuerza –el de hace unas horas lo hizo debutar como jonronero en las Mayores-, pero probado está que puede hacer buenos contactos y que atraviesa por un punto de madurez competitiva. El año anterior promedió .263 en 156 turnos oficiales, y ahora viene multiplicando esa faena con un OPS que anda por .840.
Conocido por el volumen de sus bíceps, es obvio que Díaz deberá hacer ajustes en su swing en busca de más conexiones elevadas. Pero también lo es que su aporte con el madero puede ser muy beneficioso para los propósitos de postemporada de unos Indios que no ganan desde 1948.
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