Para los cubanos, en la comida, la vivienda y el transporte (poco más) se concentra la madre de todas las batallas. Nunca ha sido un secreto que, tragados por esa especie de Triángulo de las Bermudas, los que vivimos en esta isla nos devanamos los sesos tratando de subsistir.
Las autoridades cubanas aseguran que la industria de materiales de la construcción "ha comenzado a recuperarse levemente" a pesar de una obsolescencia tecnológica generalizada". Y sí, se están cumpliendo los planes productivos, pero ni de cerca la demanda.
Evidentemente, a partir de 2011, cuando se legalizó la compraventa de viviendas en el país, esa demanda -ya para entonces insatisfecha- se disparó como no lo ha hecho hasta hoy la producción. Tanto es así que 2016, uno de los años de mayor actividad inmobiliaria en Cuba, ha sido el de mayor venta de materiales de la construcción (2 770 millones de pesos) desde 2011.
Las cifras del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), que posee 343 tiendas y más de 200 puntos ubicados fundamentalmente en municipios afectados por ciclones, indican que de 2011 a la fecha las ventas de materiales crecieron 3,5 veces. De 754 millones de pesos vendidos en 2011 se han estado sobrepasando los 2 500 millones desde 2015.
Fuentes del MINCIN destacan que los productos más demandados son los bloques, el acero, los áridos y el cemento. "Se cumple el plan, estamos bien en papeles, pero no en la realidad. Lo que se produce para la población es simbólico y no tiene diversidad de diseños ni surtidos, pero seguimos construyendo hoteles", se queja Mario, de 54 años.
Por su parte, el Ministerio de la Construcción (MICONS) ha reconocido la existencia de "dificultades" que han paralizado o afectado "algunas producciones" por fallas en el suministro de materias primas y la reducción de portadores energéticos.
El Grupo Empresarial Industrial del MICONS ha subrayado al diario Granma que el 25 por ciento del cemento que producen, el 43 de arena y el 15 de piedra, se comercializa directamente a la población. En 2017 no se llegó a lo planificado de cemento, producción que este año espera llegar a un millón 600 mil toneladas que seguirán siendo exiguas ante la demanda.
"Es lo mismo con lo mismo. No te venden lo que hay en un rastro diciendo que es para damnificados y subsidiados y esa es la manera de facilitar la corrupción. Luego obtienes lo que necesites 'por la izquierda' y te lo dejan en la puerta de la casa y todo.
"Las personas que estamos construyendo por esfuerzo propio no podemos acceder a los materiales si no es ilegalmente. Comprar bloques, arena, piedra y cemento 'por fuera' significa obtenerlos muchísimo más caros", apunta Jorge Alberto, quien compró un terreno para construir un hogar en el capitalino municipio de Boyeros.
Las personas que estamos construyendo por esfuerzo propio no podemos acceder a los materiales si no es ilegalmente. Comprar bloques, arena, piedra y cemento 'por fuera' significa obtenerlos muchísimo más caros
A tenor con el gobierno antillano, actualmente la producción local de materiales, administrada por los gobiernos municipales, constituye una de las principales fuentes para la construcción de viviendas por esfuerzo propio.
Datos oficiales afirman que en el último lustro la producción local de materiales ha crecido anualmente entre un 8 y un 10 %. Se han instalado minindustrias en los 168 municipios de la isla y se pretende abrir 230 nuevas bases productivas.
Esa forma de producción usa el capital humano, las materias primas naturales y reciclables, la transportación y la energía renovable disponibles en cada territorio, pero es asistida por recursos nacionales como el cemento, el acero y los insumos.
Se estima que esas minindustrias tienen la capacidad de producir los elementos necesarios para construir una vivienda diaria. El 80 % de lo que se hace allí se destina a la población y el 20 % a obras sociales de la localidad.
Sin embargo, Roberto –quien pidió un crédito en 2017 para arreglar su casa- considera que "son productos rústicos, nacidos de la inventiva popular y es sabida la insuficiente gestión de los gobiernos locales para obtener materias primas.
"Hay que velar por la calidad de esos productos. Si bien algunos poseen resistencia, tienen problemas de estética. La gente con más posibilidades no compra bloques 'hechos a mano' ni 'tira' su placa con un trompo porque sabe que no tienen todos los componentes ni las cantidades que llevan.
"La producción local es solo un paliativo a los problemas constructivos de los cubanos. Siguen diciendo que no se puede responder a la demanda porque no hay recursos materiales y financieros para respaldarla, pero la solución está en impulsar las inversiones para revitalizar la industria", añade.
Siguen diciendo que no se puede responder a la demanda porque no hay recursos materiales y financieros para respaldarla, pero la solución está en impulsar las inversiones para revitalizar la industria
Asimismo Caridad, económica de 43 años, explica que "lo que hay es que garantizar que los materiales lleguen a manos del pueblo. Los rastros y tiendas donde se venden están tomados por delincuentes. Los revenden poniéndose de acuerdo con los que mandan en esos lugares.
Los rastros y tiendas donde se venden están tomados por delincuentes. Los revenden poniéndose de acuerdo con los que mandan en esos lugares
"Este sistema nos ha enseñado a mentir. Tantos años de corrupción y desidia no se borran con leyes que son letra muerta. En las casas aledañas a los rastros venden todo lo que en el rastro no hay. Existe un contrabando enorme. Te caen en pandilla, como una mafia, cuando vas allí buscando algo. Están protegidos por oportunistas que le roban al Estado", agrega la habanera.
"Dicen que se combaten los delitos, pero las cosas o se mantienen igual o empeoran. Botan al que roba y el que viene atrás hace lo mismo. El malestar reina en la población. Entendemos que los damnificados por huracanes y los subsidiados se prioricen, pero no que para nosotros no haya nada.
Entendemos que los damnificados por huracanes y los subsidiados se prioricen, pero no que para nosotros no haya nada
"Hay gente que construye mansiones porque compra los materiales en el mercado negro, y los que vivimos de un salario o no tenemos dónde vivir o pasamos años sin poder ni pintar la casa. Se ha dado el caso de que solo tres o cuatro personas han comprado una rastra de cemento y de particulares haciendo ladrillos en un horno criollo", asevera el informático Rogelio a CiberCuba.
A la vez Emilio, empleado en una oficina estatal, comenta que "o no se encuentran materiales o están 'por las nubes'. ¿Cómo le 'pasa la mano' un trabajador a su casa si su salario es de 20 CUC y un saco de cemento en la calle cuesta la mitad de eso? ¿Qué hace cuando tiene que dejar de trabajar un día para ir al rastro porque le dijeron que sacaron cemento y le dicen que para él no hay?".
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