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El Gobierno de Buenos Aires ha anunciado que deportará a los presos extranjeros que hayan cumplido la mitad de sus condenas en cárceles de la capital argentina. Según recoge el diario La Nación, el ejecutivo de María Eugenia Vidal ya ha devuelto a 23 inmigrantes y hay otros 300 a la espera de ser repatriados. Una vez expulsados, los inmigrantes quedan en libertad, pero tienen prohibido regresar leglmente al país.
El 5,14% de los 42.000 reclusos que cumplen condenas en 56 cárceles y alcaidías de Buenos Aires son extranjeros (de ellos el 0,4% son cubanos). El problema radica en que las prisiones están congestionadas porque están pensadas para acoger a 28.000 internos.
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Para aliviar la superpobación de las cárceles de Buenos Aires, una comisión del Ministerio de Justicia está evaluando qué presos extranjeros están a mitad de condena y cumplen con el requisito para ser deportados.
Sin embargo, el procedimiento no es simple, porque la repatriación debe contar con el aval del defensor del recluso y del juez que supervisa el cumplimiento de la condena. El interno, además, debe dar su consentimiento. El billete lo paga la compañía aérea que por ley está obligada en Argentina a reservar dos billetes para deportaciones.
La mayoría de los presos en Buenos Aires son paraguayos (51,35%). Cubanos, surcoreanos, mexicanos y rusos son minoría.
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