"¿Volverán los fogones de leña a las casas cubanas?"

“Ya no sé cómo explicarle a la gente que hace rato no entran resistencias, o que no tengo un termostato para arreglarles su olla. No puedo decirlo, pero no me caben dudas de que ya no lo están priorizando desde arriba”, asegura en Matanzas el administrador de un consolidado.

Taller de reparación de electrodomésticos en Cuba © Radio Rebelde /Agustín Borrego
Taller de reparación de electrodomésticos en Cuba Foto © Radio Rebelde /Agustín Borrego

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Este artículo es de hace 6 años

Miles de familias en toda Cuba esperan desde hace meses por la llegada a los talleres de servicios técnicos del hogar de aditamentos deficitarios.

No son simples accesorios los que se encuentran en falta, se trata de componentes y piezas imprescindibles para mantener en funcionamiento los equipos que se vendieron nacionalmente como parte de la Revolución Energética que llevara a cabo en su momento el ya fallecido Fidel Castro.


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La campaña supuso la sustitución de equipos de alto consumo energético por otros ahorradores, así como el cambio en las rutinas domésticas, migrando de los combustibles fósiles y sus derivados, al uso generalizado de la corriente eléctrica para la cocción de los alimentos.

De la noche a la mañana se forzó el cambio, a pesar del descontento que generaron en la población los altísimos precios de los nuevos equipos, o los riesgos que entrañaba ese paso en un país tan dependiente desde el punto de vista energético y con graves irregularidades en sus plantas generadoras.

Pero una década después la situación parece insostenible, y no precisamente por insuficiencia energética.

“Le han sacado el pie. Ya no es una prioridad”, asegura en Matanzas el administrador de un consolidado—como popularmente se les conoce en algunas partes de Cuba a los talleres de reparaciones—.

Ya no sé cómo explicarle a la gente que hace rato no entran resistencias, o que no tengo un termostato para arreglarles su olla

“Ya no sé cómo explicarle a la gente que hace rato no entran resistencias, o que no tengo un termostato para arreglarles su olla. No puedo decirlo, pero no me caben dudas de que ya no lo están priorizando desde arriba”, expone él.

La reducción en los suministros se hace notar de modo generalizado en los diferentes puntos de la geografía nacional, afectando sobre todo a las familias de aquellas provincias donde aún no se ha iniciado la venta liberada de gas licuado, pero la escasez se hace sentir por igual en los municipios y comunidades rurales de las provincias que disponen de ese servicio en sus cabeceras.

Según datos ofrecidos por él, actualmente el país tiene un déficit de más de 100 accesorios distintos, siendo más tensa la situación con las resistencias, de las que se requieren unas 230.000 —entre las de hornillas eléctricas, ollas arroceras y ollas multipropósitos—.

“Pero en estos momentos solo se dispone del 25% de esa cantidad y no hay arribos programados, según se nos informó”, argumenta.

En mi taller tengo una lista de 221 personas que esperan resistencias y otros accesorios, y las cantidades que entran son mínimas

“En mi taller tengo una lista de 221 personas que esperan resistencias y otros accesorios, y las cantidades que entran son mínimas. Y eso es cuando llega algo, porque hace rato que no recibimos nada. Por cada resistencia que nos entra se rompen 40 o 50, para ponerte un ejemplo”, ilustra el administrador, quien solicitó no ser identificado.

En el oriente del país la situación parece ser más alarmante. Según dos entrevistados de la provincia de Granma desde 2016 se registraron en las mencionadas listas sin que se les asigne todavía la correspondiente resistencia para su hornilla.

Se dieron cuenta de que era una locura el uso de la energía eléctrica en las cocinas, y entonces arrancaron con la gasificación, pero no se le explicó nada de eso al pueblo para no crear caos

“Se dieron cuenta de que era una locura el uso de la energía eléctrica en las cocinas, y entonces arrancaron con la gasificación, que es más barata y los equipos son más duraderos, casi no se rompen. Pero no se le explicó nada de eso al pueblo, para no crear caos, y sucede que el caos se está generando ahora porque ellos mismos han dejado de comprar equipos y piezas a China. ¿Yo me pregunto con qué va a cocinar la gente? ¿Volverán los fogones de leña a las casas cubanas?”, se cuestiona uno de los entrevistados.

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