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Se llama Longino Carbonel Valenciano, pero en Santiago de Cuba se le conoce como El Chino y es famoso por la "gracia" que tiene para sanar con sus manos "benditas".
La gente, antes de irse al hospital, se pasa por la casa de El Chino, que ha ganado su fama curando a niños y adultos "empachados" o con mala digestión.
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Él "soba" por los brazos y las piernas desde los 18 años. Aprendió de su padre y su madre, que tenían la misma "gracia" en Cruz de Bolaño, el pueblo donde nació, en Songo-La Maya hace 76 años, según publica el diario local Sierra Maestra.
"No pasé ninguna escuela, es algo natural y es efectivo porque muchas personas vienen a buscarme para que yo sobe a su familiar ya sean niños o adultos, y a las pocas horas ya están de nuevo de regreso agradeciéndome por la pronta mejoría del enfermo", añade El Chino.
A su casa del barrio Los Nuevos Pinos, de Santiago, acude gente de todas partes de la ciudad, incluso después de salir del hospital. "Una mala digestión puede dar fiebre de hasta 39 grados y si no se quita bien el proceso de curación es más lento", recalca.
Como muchos otros cubanos que practican esta tradición, El Chino no cobra por sobar. Le basta con que le digan que las personas que ha pasado por sus manos han mejorado.
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