El Gobierno de los Estados Unidos ha aumentado la presión a la ONU para que tome medidas contra los diplomáticos cubanos que boicotearon con gritos y golpes una reunión sobre los presos políticos en la Isla, informó hoy miércoles una funcionaria de Washington.
En una reunión el martes con el secretario general de la ONU, António Guterres, Mike Pompeo "condenó el indignante y perturbador comportamiento" que mostraron una veintena de diplomáticos en el marco de una campaña por la libertad de 130 prisioneros políticos reportados en cárceles cubanas.
Pompeo había declarado con anterioridad que el escándalo protagonizado por los diplomáticos fue una "rabieta infantil" y sostuvo que dirigió una carta a Guterres para "saber qué medidas tomará la ONU para responder a estas acciones y asegurarse de que no vuelvan a ocurrir".
La embajadora de EE.UU. en la ONU, Nikki Haley, también había enviado una misiva a Guterres para pedirle que obligue a las delegaciones de Cuba a pagar por los desperfectos causados y que tome medidas contra los individuos responsables como, por ejemplo, impidiendo su acceso a la sede de la organización.
"Debido al comportamiento escandaloso de las delegaciones de Cuba y de Bolivia, este evento diplomático se convirtió en una escena de la mafia y terminó provocando significativos daños a la propiedad”, dice la carta.
Según explicó, la delegación de Cuba destruyó propiedades (como los auriculares para la traducción) con un “comportamiento que fue una burla a la diplomacia”. “No hay forma de que los EE. UU. deban pagar esas reparaciones, ya que los contribuyentes pagarán el 22% de esa factura”.
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