La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) ha publicado un mensaje pastoral en su página web, donde brinda sus consideraciones acerca del Proyecto de Constitución que se debate en la Isla, motivada por “aquellas personas que también han expresado su deseo de conocer nuestro pensamiento”.
Los obispos cubanos destacan la importancia del referendo como un acto en el que todos los ciudadanos están llamados a “expresarse con el ‘sí’ o el ‘no’ mediante su voto, o absteniéndose de hacerlo”.
No obstante, invitan al pueblo a escoger la vía de la participación, y solicitan a las autoridades tomen en cuenta todas las opiniones que se han vertido en el proceso de debate.
Tomando como base el concepto martiano de Constitución, el texto expresa que la Carta Magna “no se puede subordinar a leyes, decretos, resoluciones, partidos políticos, ideologías, disposiciones o sentencias judiciales”.
En ese sentido, los sacerdotes opinan que es vital que la misma Constitución, en su articulado, “disponga la creación de un Tribunal de Garantías Constitucionales con la finalidad de salvaguardar los derechos que en ella se refrendan”.
Acerca del tema de los derechos humanos, la COCC aboga por el reconocimiento a la diversidad de opinión política, así como por la protección del derecho a la vida, entendido este desde la concepción del ser humano hasta su muerte natural, con lo cual plantea también que debe eliminarse la pena de muerte.
“Del mismo modo se requiere un mayor esclarecimiento sobre el derecho a la objeción de conciencia (art 59), de manera que la preservación del derecho de unos no implique violentar el derecho y la conciencia de otros”, agrega el texto.
El mensaje critica el artículo 40, el cual añade tres nuevas categorías como sujetos de derecho: género, orientación sexual e identidad de género. En opinión de los clérigos, basta con la categoría ‘sexo’ para que estén comprendidos todos los miembros de la sociedad.
En relación con la libertad religiosa, los sacerdotes reclaman el reconocimiento jurídico de la Iglesia, de su identidad y su misión, lo cual comprende la posibilidad de dar a conocer su enseñanza moral, de acceder a los medios de comunicación, de construir edificios y poseer bienes adecuados para su actividad, y de poder asociarse para fines “no solo estrictamente religiosos sino también educativos, culturales, de salud y caritativos”.
Continúa la carta criticando los artículos 95, 72 y 84, porque en su conjunto otorgan al Estado un rol en la educación más importante que el de la familia, que aparece enumerada en último lugar, detrás del propio Estado y de la sociedad.
Por último, el texto critica el artículo 68, que define el matrimonio homosexual; defiende que cada ciudadano debe ganar un salario que satisfaga sus necesidades, aboga por la existencia de prestaciones sociales que equilibren la vida familiar, y reclama que todos los cubanos tengan derecho a invertir en la economía del país.
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