Colapso en salas de Urgencias en Cuba

Las sillas de ruedas se rompen con facilidad y las personas “se llevan hasta las lámparas de los baños”, los elevadores no funcionan y las camillas no son suficientes.

Pacientes del hospital Antonio Luaces Iraola © Invasor/ Alejandro García Sánchez
Pacientes del hospital Antonio Luaces Iraola Foto © Invasor/ Alejandro García Sánchez

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Este artículo es de hace 6 años

Aunque fue ‘detectado’ en un hospital de Ciego de Ávila, es bien conocido que la aglomeración en los Cuerpos de Guardia de pacientes que no responden al criterio de Urgencias afecta negativamente al resto de los centros médicos en la Isla.

Esta semana, un reportaje del periódico Invasor recoge que 104.991 pacientes fueron atendidos en la sala de Urgencias del Hospital Antonio Luaces Iraola entre enero y agosto, lo que representa un aumento de 7.600 en relación al mismo periodo del año anterior.


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La mayoría de estos pacientes, indica el diario, acuden por razones que no necesariamente requieren una atención urgente, algo que catalogó de “fiebre” y “vicio”, aunque no indagó con exactitud en los motivos por los cuales los cubanos prefieren hoy ‘saltarse’ los policlínicos o médicos de familia.

Allí se llega lo mismo para “quitar un punto quirúrgico, que para inyectarse un diclofenaco. Vienen por cualquier “cosita”, dijo Virginia Aragón González, una enfermera con 15 años de experiencia en el lugar.

Con tanta gente que no te deja caminar por los pasillos, uno no sabe a veces qué hacer

El triaje, un método universal que clasifica a los pacientes de acuerdo con su estado de gravedad, muestra que en el Iraola el 82% de los niños que llegaron a Pediatría fueron clasificados con el código verde, urgencias menores que pueden ser atendidas dos horas después.

“Los traen con fiebre, catarrito, asma…”, asegura la pediatra Janet Gaskín Arzuaga, quien explica que de los 150 niños que pueden verse en un día “muy pocos” necesitan una consulta de urgencia o un ingreso.

De enero a septiembre, los pacientes con el código verde llegaron a rondar el 90% de los atendidos en el hospital, comportamiento que la directora nacional de Asistencia Médica del Ministerio de Salud Pública (Minsap) tildó de “exceso injustificado”.

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“Con tanta gente que no te deja caminar por los pasillos, uno no sabe a veces qué hacer”, dijo al diario Ismara Lescaille Sid, secretaria de las consultas de Ginecología y Oftalmología, quien debe ordenar y hacer pasar a los que esperan por los especialistas.

En esto coincidió otra enfermera: “Así no hay quien trabaje ni quien defina los que deben pasar primero o después…, siento que no puedo con esto”, aseveró.

Nos faltan 229 enfermeras y, si lo indicado es una cada 10 camas, ahora estamos a una por cada 27 camas, como promedio

Según recoge el medio, en días recientes el propio vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Roberto Morales Ojeda, no mostró conformidad con la respuesta de que “no van a los policlínicos” y afirmó que “hay que ver por qué no lo hacen”.

“En qué parte falla nuestro sistema, porque hoy están comprometiendo el Servicio de Urgencias y afectan a quienes, de verdad, necesitan una atención urgente, y tienen que esperar para recibirla por la cantidad de personas aglomeradas”, dijo.

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Pero el único problema del hospital no es la aglomeración. “Nos faltan 229 enfermeras y, si lo indicado es una cada 10 camas, ahora estamos a una por cada 27 camas, como promedio”, reveló el doctor Enrique Cossío González, director del centro.

“Tenemos serios problemas estructurales que tenían sin agua servicios como Terapia de Niños, Legrado, Parto y cesárea… y que hoy persisten en otras salas de la institución”, enfatizó.

En estos cuatro años, indicó, cinco directores han pasado por este hospital, “te darás cuenta de que ha sido muy difícil organizar el sistema de trabajo y prestar un servicio de calidad en estas condiciones”.

Asimismo, las sillas de ruedas con las que cuenta se rompen con facilidad y las personas “se llevan hasta las lámparas de los baños”, los elevadores no funcionan y las camillas no son suficientes para los dolidos.

“Y si a eso le añades la cantidad de personas que vienen reclamando (y necesitando) atención… verás que el panorama es muy complejo”, agregó.

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