Dos puntos porcentuales. Esa es la exigua diferencia, insignificante en la práctica, en la intención de votos que adelanta la última encuesta publicada sobre la feroz contienda por la gobernación de la Florida: Andrew Gillum vs. Ron DeSantis.
El demócrata Gillum goza de esa ínfima ventaja en la encuesta de St. Pete Polls, publicada este sábado, y que presenta un margen de error de 1.9 puntos porcentuales. Es decir, la diferencia de 2 puntos que lleva Gillum como trofeo anticipado está por un pelo fuera del margen de error. En el lenguaje de las encuestas, se trata de algo cercano al empate virtual.
La encuesta sondeó a 2.773 votantes registrados y el método de consulta fue telefónico. Ambos contendientes se asemejan a boxeadores políticos que llevan en sus hombros el respaldo de la fanaticada de cada bando. Los dos han capitalizado los apoyos casi absolutos de las bases de sus partidos. Andrew Gillum goza del 80% del respaldo del ala demócrata mientras que DeSantis ha captado el 79%. Hasta en esto parecen ir de la mano.
La campaña de Florida ha captado la atención nacional por diversas razones. La más importante: su condición de “estado péndulo”, con 29 votos electorales para las presidenciales, y donde ha gobernado un hombre duro republicano (Rick Scott) durante los últimos 7 años, ha visto cómo el joven gobernador demócrata de Tallahassee, el afroamericano Andrew Gillum, dio un salto al estrellato que por impacto e imprevisibilidad ha recordado al del senador Barack Obama en 2008.
No en vano el presidente Donald J. Trump pidió a sus leales el miércoles último no permitir que se perdiera la gobernación del Estado del Sol. “Ese es también mi Estado”, dijo Trump en alusión a sus campos de golf y a su mansión de veraneo continuo, Mar-a-Lago.
DeSantis, un polémico aliado del presidente Trump al que muchos le recriminan el video de campaña donde parece querer adoctrinar a sus niños en la adoración hacia el presidente, creció en un núcleo familiar de clase media trabajadora, estudió en una universidad “Ivy League” (denominación con la que se conoce a 8 centros educacionales de altísimo standard en el país), sirvió en las fuerzas armadas y después en el Congreso. Por mucho, el sueño dorado de cualquier estratega de campaña: una biografía impecable.
Además, tiene exactamente lo que buscaba la base republicana en Florida: madera de guerrero. Un hombre con ímpetu y temperamento, que suele mostrarse sonriente pero desafiante, y que lanza ataques frontales contra su archienemigo político, el demócrata Gillum, nacido en un barrio periférico de Miami.
Cada vez que le han preguntado a Gillum si Florida está lista para votar a un gobernador negro, sonríe con su dentadura elocuente y recuerda: “Florida eligió dos veces a Barack Obama. El tema de la raza acá ya fue respondido hace mucho”.
El joven Andrew, el primer candidato demócrata negro a la gobernación de Florida, ha logrado contagiar de entusiasmo a una base liberal deprimida tras el batacazo nacional de 2016. Tiene 39 años y se ha ganado la atención con su dominio punzante de las redes sociales. Es un hombre joven y sabe jugar esa carta en tiempos donde el actual presidente demostró la valía del ciberespacio para unas elecciones.
En la balanza de contrapesos, los expertos coinciden en que de ganar Gillum la gobernación, sería más sorprendente que lo hiciera no a pesar de su raza, sino de su agenda.
El director de Mason-Dixon Polling, Brad Coker, ha dicho en una extensa entrevista publicada por la web Politico, que un candidato negro sí podría ganar en Florida. “Florida es más diversa que la mayoría de los estados del sur”, dijo Coker. “No me sorprendería si los floridanos eligieran a un demócrata negro. Sin embargo, sí me sorprendería que votaran por un demócrata negro con una agenda tan liberal, al nivel de Elizabeth Warren o casi Bernie Sanders”.
Por su parte el ala conservadora aúpa a su candidato desde el apoyo de Trump, aunque admiten que el entusiasmo que desprende Gillum podría hacerles daño en efecto.
DeSantis supo que la confrontación, entrenada y pulida durante sus años como fiscal militar, le traería dividendos. Se sabe con más fuerza cuando está a la ofensiva, cuando literalmente señala a personas y hace gestos con las manos, algo que algunos han comparado, otra vez, con el presidente Donald Trump. El problema es que DeSantis no es Trump.
“Imitar patrones genuinos que funcionaron en alguien con la personalidad de Trump puede ser tóxico para ciertos votantes”, explica Karl Camejo-Lean, de la firma Insider Politics.
DeSantis no ha titubeado en atacar a su rival Gillum con la carta ideológica. “Es socialista”, afirma con regularidad mientras tuitea artículos Breitbart News, paradigma de la derecha alternativa, donde se acusa al afroamericano de ser el candidato más anti-policial jamás elegido por uno de los dos grandes partidos a la gobernación de un Estado.
“Dos puntos porcentuales nos garantizan una elección de vértigo”, admite Janine Cromwell, ejecutiva de St. Pete Polls, la encuestadora que ha revelado sus resultados este sábado. Durante todo el mes de octubre el demócrata Gillum ha capitaneado las encuestas aunque su ventaja ha sido puesta en entredicho por resultados muy variables.
A inicios de octubre, Gillum sacaba un margen de 12 puntos a DeSantis en una encuesta de la cadena CNN. Sin embargo, esta última semana la misma cadena reveló su último sondeo. La diferencia se había encogido a apenas un punto. El martes próximo, Florida tendrá un día histórico: el enfrentamiento es de los que marcan época.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: