A Josuan Hernández nadie le regaló nada. Desde que salió de Cuba en busca de un futuro más convicente y sólido ha tenido que navegar en contra de la corriente todo el tiempo. Entre la tormenta y el huracán. No hubo contrato con MLB regalado ni condescencias de la suerte.
La noche del miércoles en la Liga Mexicana del Pacífico fue una de sus mejores presentaciones del 2018. En la 9na entrada, y con dos corredores en base, Hernández pegó un largo cuadrangular para decidir la victoria de Cañeros de los Mochis y dejar en el campo a su rival.
Fue un swing limpio y decidido. Cuando llegó a home todos lo abrazaban y saltaban paralelamente. Pero, en 2015, la realidad no era una fiesta de colores para Josuan. Dejó atrás a su familia. Los scouts lo subestimaron como prospecto y ninguna organización de Grandes Ligas le vio más allá del horizonte.
Hernández jugó en ligas regionales de México con la misma fe que jugaría en Grandes Ligas. Empezó a probar en todas las posiciones, lo mismo en la receptoría que en el jardín central. En todas lo hace con multiplicidad de rango, desplazamiento y velocidad, además de su buen guante.
Su viaje hacia lo más alto ha sido entre el silencio y la calidad. Se inició en abril en la Liga Norte de México. Los Saraperos de Saltillo de la Liga Mexicana de verano se encandilaron con su talento donde bateó .332, 18 dobles y tres cuadrangulares.
Ahora en una liga más profunda en calidad continúa levantando al escenario. Él pudo echarse a un lado del camino y culpar a los scouts que lo subestimaron, la mala suerte y el infortunio, o regresar a Cuba y esconderse del fracaso. Pero, Hernández no se rindió. Cada día que sale al terreno es la misma alegría del primer día.
Silenció las dudas. Él comprobó que todos se habían equivocado.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.