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Vistos los Guantes de Oro y Novatos del Año que ha tenido Cuba en Grandes Ligas, repasemos hoy la exigua (pero existente) relación de Jugadores Más Valiosos y premios Cy Young conquistados por nuestros peloteros en el mejor béisbol del mundo.
El primero de los dos MVP de las vitrinas insulares lo ganó Zoilo Versalles en 1965, año en el que llenó de orgullo a Minnesota al liderar a las Mayores en anotadas (126) y tubeyes (45), y terminar a la vanguardia de la Liga Americana en comparecencias (728), veces al bate (666), triples (12) y total de bases (308).
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El inolvidable Zorro asistió ese año al Juego de Estrellas y alcanzó el Guante de Oro entre los torpederos, al tiempo que enrumbaba a los Mellizos hasta una Serie Mundial que perderían finalmente frente a los Dodgers liderados por Sandy Koufax.
El otro galardón de este tipo logrado por la Mayor de la Antillas recayó en José Canseco, que en 1988 se convirtió en el único hombre que hasta ese momento había logrado el 40-40 (jonrones y bases robadas) en una campaña.
Con el uniforme de los Atléticos de Oakland, Canseco tuvo entonces los números más altos de toda la MLB en impulsadas (124), slugging (.569) y OPS+ (170), lo que le valió la presencia en el All Star Game y el Bate de Plata en los jardines. A la postre, su equipo avanzó hasta el play off decisivo y fue batido allí por –vaya coincidencia- los Dodgers de Los Ángeles.
En cuanto al Cy Young, a Mike Cuéllar le tocó el privilegio de poner a Cuba en el mapa del más importante premio de pitcheo. Eso, porque en 1969 ganó 23 y perdió 11 para los Orioles, con efectividad de 2.38.
El zurdo villareño –quien a partir de ahí hilvanaría tres temporadas sucesivas con 20 o más triunfos- resultaría crucial para que la franquicia llegara a la World Series, donde caería ante los Mets de Nueva York.
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