Una joven cubana nombrada Yamila Marrero Montero ha denunciado en su cuenta de Facebook un episodio de acoso sexual que sufrió este sábado por la noche en La Habana.
Yamila cuenta que luego de ir al teatro y compartir un rato con sus amigos, se despidió de ellos en la céntrica esquina de 25 y G, en el Vedado, y se marchó sola a su casa, situada a unas cuadras.
Decidió ir por la avenida 23 y no por 25, que está menos transitada e iluminada. “¿Qué podría pasarme al caminar por todo 23 y bajar la Rampa? Apenas era la medianoche y esto es Cuba y el Vedado”, pensó.
Sin embargo, al pasar frente al cine Riviera, cuatro chicos, después de decirle una vulgaridad, comenzaron a seguirla y a gritarle otras frases.
“Me sentí como una presa perseguida por una manada de hienas. Los escuché correr detrás de mí y presentí hasta la zona en la que sus manos querían dejar huella sobre mi cuerpo. No aguanté más, me volteé hacia atrás y me abalancé sobre ellos gritándoles: ‘¡Y ahora qué van a hacer!’”, relata la chica.
Cuenta la muchacha que su actitud los sorprendió.
“Ninguno de los cuatro podía imaginar que yo iba a reaccionar de esa forma. Porque hasta nosotras mismas, como mujeres, nos hemos acostumbrado a hacer silencio. Creo que porque en situaciones como estas, a veces entramos en estado de shock y nunca tenemos la certeza de cómo vamos a reaccionar”, explicó.
Uno de los miembros del grupo, que a pesar de ser el mayor no sobrepasaba los veinte años, se disculpó, diciéndole, a manera de justificación, que era su cumpleaños y estaban un poco contentos.
Yamila continuó caminando, aunque pudo escuchar que otros dos querían seguir acosándola y que si no lo hicieron fue porque un carro patrullero se acercaba.
Pero la noche no acabó en ese momento. En la esquina de 23 y L, otros dos jóvenes se preguntaban el uno al otro que a quién raptaban. Uno de ellos la intentó sujetarla del brazo, pero ella lo empujó y les gritó: “Estúpidos, imbéciles, come….”.
Ya en La Rampa, frente a La zorra y el cuervo, se cruzó con otros dos muchachos, altos y muy bien parecidos, y uno de ellos quiso agarrarle la mano. “Como si ya no hubiera tenido suficiente por una noche”, reflexiona la muchacha.
Yamila, que es artista, vive en Cuba porque quiere construir una mejor nación desde el arte, como mujer y como persona.
“Ya que estamos en tiempos de Constitución, me encantaría que el mío fuera un país en el que las personas tengan el derecho a vivir su amor legalmente reconocido, sin distinción de credos o sexos; donde se entiendan mejor las matemáticas y 68 no sea igual a 82; donde mi preocupación como productora y creadora sean el arte y los artistas, no quiénes van a ser los intrusistas del 349; en el que tenga un Código Penal renovado y actualizado en el que se reconozca el feminicidio, se tipifiquen los actos de violencia y se sancione fuertemente el acoso y yo no tenga que sentirme intimidada o insegura por caminar sola por sus calles a las once y pico de la noche”, concluyó.
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