Una espesa nube de humo se eleva, avanza de sur a norte y se traga cada calle, entra a las casas, y hace toser a la mitad de la ciudad de Santa Clara. Miles de diminutas partículas se cuelan por las ventanas, se impregnan en la ropa e irritan los ojos.
La chispa prendió hace unas cuantas semanas atrás, justo cuando los “leones o buzos” —como reconocen aquí a quienes se sumergen en la basura para recolectar materia prima—, comenzaron a incendiar los desechos del vertedero municipal.
“Lo mismo sucede a las seis de la mañana que al mediodía, o a las 8 de la noche, lo hacen cada vez que les da la gana”, explica Roberto, un vecino del reparto Cardoso, quien asegura estar harto de esa situación.
“Aunque parezca mentira hay familias enteras que viven del basurero, madrugan y les montan guardia a los carros recolectores para ponerse a recoger frascos, latas de aluminio, cartones y metales. Nos hemos quejado ante comunales, salud pública y hasta la policía, pero no hacen nada al respecto. Seguimos tragándonos ese humo tóxico cada día”, argumenta él.
Según explican algunos, los buzos le prenden fuego a la basura ya revisada para facilitar la búsqueda de material reciclable una vez que lleguen nuevamente los carros. De no hacerlo los volúmenes serían mayores y se mezclaría la “basura fresca” con la vieja.
Otros aseguran que se trata de un acto de venganza ante los cuestionamientos y prohibiciones fallidas que les han cursado a estos individuos desde instancias como la Empresa de Servicios Comunales o la Dirección de Higiene y Epidemiología.
Sin embargo, algunos de esos hombres y mujeres, tienen licencia de trabajadores por cuenta propia —también hay niños—, y desde hace algunos años son más eficientes que los mecanismos estatales diseñados para la recuperación de materiales reutilizables.
En la Cuba actual, en medio de tantas carencias económicas, no son pocos los que se ganan la vida vendiendo lo que encuentran en la basura. De hecho, también muchos carreros y recolectores estatales revisan las bolsas antes de depositarlas en el carro contenedor. Dicho de otro modo, la basura se ha convertido en objeto de negocio y, por consiguiente, fuente de disputas y altercados.
“Debieran hacer algo, no solo por la generación de smog y contaminación ambiental, que están propagando con su proceder, sino porque además se están exponiendo ellos mismos a infecciones y enfermedades, pues además de la presencia de vectores, a los vertederos van a parar desechos hospitalarios y desechos biológicos. La situación es muy preocupante", declara una joven estudiante de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, institución cercana al principal vertedero de la ciudad de Santa Clara.
Sin embargo, la Empresa de Servicios Comunales —entidad que administra el sumidero— se ha declarado incapaz de erradicar el conflicto y ahora ha decidido montar vigilancia en el perímetro, a la vez que recaba el apoyo de las fuerzas policiales para impedir que los buzos sigan quemando la basura.
Por medio de la radio santaclareña CMHW, Yoel Zúñiga, director de comunales en la ciudad, solicitó apoyo al gobierno y el partido en la provincia para controlar la humareda y las pugnas por la basura.
“Nosotros solos no podemos, pero si nos ayudan estamos dispuestos a permanecer a tiempo completo en el vertedero municipal”, declaró el directivo.
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