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El Che coordinó la redacción de la Reforma Agraria desde una lujosa casa en Tarará

Vivió en ella dos meses. Cuando la revista Carteles dio cuenta de su modo de vida aburguesado, se justificó diciendo que su sueldo de 125 pesos que le pagaba el Ejército Rebelde no le permitía alquilar un sitio similar donde recuperarse de un enfisema pulmonar.

Aleida March y Che Guevara. © Cubadebate.
Aleida March y Che Guevara. Foto © Cubadebate.

Este artículo es de hace 5 años

Ernesto Che Guevara coordinó junto a Sorí Marín la redacción de la Ley de Reforma Agraria, firmada el 17 de mayo de 1959 por Fidel Castro. Lo hizo desde una lujosa casa de Tarará en la que se instaló en 1959. Así lo cuenta Aleida March, exesposa del argentino, en su libro Evocación, del que el portal Cubadebate ha publicado algunos fragmentos.

La Ley de Reforma Agraria confiscó todas las propiedades agrícolas en Cuba de más de 400 hectáreas de extensión.

Fidel Castro asistía a las reuniones que se hacían sobre la Reforma Agraria casi a diario en la casa que ocupaba el Che en Tarará porque por aquel entonces vivía en Cojímar, asegura Aleida March.

Conocido como "el Grupo de Tarará", aquellas reuniones se convirtieron en una especie de Gobierno paralelo al de Manuel Urrutia.

En su libro Evocación, Aleida March relata las comodidades que disfrutó junto Che luego de que le diagnosticaran a éste los primeros síntomas de un enfisema pulmonar, en enero de 1959. Según cuenta, para que él se recuperara se fueron a vivir dos meses a una casa, en lo alto de una colina en Tarará. La vivienda había pertenecido a un inspector de Aduanas.

Para entonces Fidel Castro había nombrado al Che comandante de fortaleza de La Cabaña, donde se llevaron a cabo un número indeterminado de fusilamientos sin garantías legales.

"La famosa casa de Tarará era una casa confortable que permitía que el Che pudiera realizar los despachos desde su habitación. Al no poder viajar diariamente a La Cabaña, podía permanecer acostado todo el tiempo y a mí me permitía moverme con entera libertad", cuenta Aleida March en su libro.

"Se respiraba un aire diferente y más elegante y cómodo que allá (en La Cabaña), al estar la casa rodeada de grandes ventanales con cristales opacos y tener mucha ventilación, porque estaba situada en una pequeña colina".

"En los bajos, entre otros detalles, tenía un despacho pequeño, apartado y situado en el extremo. En los altos, en la amplia habitación ocupada por el Che, había muebles de cuidadas líneas, un sofá pequeño a rayas y un vestidor grandísimo. Al lado había un gran cuarto de baño enchapado en mármol, unido a un closet vestidor. Después venía otra habitación, que era mi cuarto, porque como no estábamos casados oficialmente, debido a mis rezagos y tabúes, aparentábamos dormir separados. Al final del pasillo, y a todo lo largo, había un gran cuarto donde se quedaba la escolta, y un pequeño pantry".

La estancia del Che en la lujosa casa de Tarará no pasó desapercibida y dio cuenta de ella en la prensa el periodista Antonio Llano Montes, en un artículo publicado en Carteles, en la sección Tras la noticia, titulado "El comandante Guevara fijó su residencia en Tarará".

Ofendido con la publicidad de sus gustos burgueses, Che Guevara escribió una carta al periódico Revolución el 10 de marzo de 1959. En la misiva, dirigida al director del diario, Carlos Franqui, asegura que estaba preocupado con las insinuaciones del periodista Llano Montes sobre "su postura revolucionaria" porque él consideraba que la noticia sobre su residencia en Tarará era "un insulto a la sensibilidad popular".

"Le aclaro a los lectores de Revolución que estoy enfermo, que mi enfermedad no la contraje en garitos ni trasnochando en cabarets, sino trabajando más de lo que mi organismo podía resistir para la Revolución", escribió el Che.

Además, justifica su instalación en una de las urbanizaciones de lujo de las playas del Este de La Habana apelando a su modesto sueldo de sólo 125 pesos cubanos.

"Los médicos me recomendaron una casa en un lugar apartado de las diarias visitas y Recuperación de Bienes me prestó esta que habitaré en la referida playa hasta que los colegas que me atienden me den de alta; debí ocupar una casa de personeros del antiguo régimen porque mi sueldo de $125.00 como oficial del Ejército Rebelde no me permite alquilar una con suficiente amplitud para albergar a la gente que me acompaña".

El Che reconoce que la casa elegida para descansar era "lujosa", pero aclara que eligió la más sencilla del lugar.

La casa ocupada por Che Guevara estaba en la calle 14, esquina 17, según cuenta en su blog Eduardo Porretti, embajador de Argentina en Venezuela. El diplomático describe la vivienda como "una especie de chalet californiano de dos pisos, con techo a dos aguas y balcón". Es, según describe, la más grande de la zona donde está ubicada.

El complejo turístico de Tarará se construyó hacia 1943 con capital estadounidense de tres norteamericanos que fundaron la sociedad anónima The Tarará land Company. Sus primeras 525 casas, de estilo Art Decó, estaban rodeadas de restaurantes, polideportivos, la iglesia de Santa Elena, patrona de la villa que salía en procesión cada 15 de agosto, y el muelle junto a la desembocadura al mar del río Tarará. Según Hemingway, éste era el puerto más seguro de toda Cuba.

La propia Aleida March reconoce que la casa que ocupó en Tarará junto al Che Guevara era más lujosa que le asignaron en La Cabaña y que había sido construida a mediados del siglo XIX. Durante el Gobierno de Fulgencio Batista estuvo habitada por el comandante de La Cabaña, el teniente coronel Fernández Miranda.

Casa que ocupó el Che en La Cabaña. Había pertenecido al comandante Fernández Miranda. Foto: Juventud Rebelde.

De esa casa de La Cabaña, Aleida March no sólo empezó a usar la ropa de la esposa del teniente coronel Fernández Miranda, sino que además se quedó con el perrito de la familia, que fue abandonado por ésta al huir de forma precipitada de Cuba. El animal murió de viejo en la casa de cuatro de los hijos del Che.

Esa vivienda de La Cabaña hoy es un museo.

La casa donde vivió el Che en La Cabaña hoy es un museo. Foto: Juventud Rebelde.

Tarará, por su parte, ha sido recuperada como marina por el Ministerio de Turismo para el amarre de yates de visitantes extranjeros. La urbanización quedó destrozada luego de servir durante años, desde 1975, para acoger estancias de pioneros cubanos y luego, a partir de 1990, de niños rusos enfermos tras el accidente de Chernobil.

Entre 1959 y 1975 también acogió la escuela de formación Antón Makarenko, en la que campesinas cubanas recibían clases de corte y confección.

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