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Armando Ramírez Pérez es un padre de Las Tunas (Batey Jesús Menéndez) y tiene una niña intolerante a la lactosa que no recibe Prolacsín, el sustituto cubano de la leche, hecho a base de soya, desde hace tres meses.
El Prolacsín se elabora en los laboratorios dietéticos de Bayamo. Para recibir el Prolacsín, los niños cubanos intolerantes a la lactosa, tienen que estar diagnosticados por un gastroenterólogo pediatra. Aunque no es un problema que afecte masivamente a la población, sólo en el Batey Jesús Menéndez, en Las Tunas, hay al menos cinco menores de 7 años que llevan 3 meses sin recibir la cuota que les corresponde.
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La última vez que les entregaron una bolsa por la libreta fue en octubre de 2018. "No ha entrado más", se queja el padre en la prensa oficialista.
Armando, desesperado, llamó a los almacenes de Ecomed en Las Tunas y le dijeron que no hay disponibilidad de Prolacsín. Se puso en contacto con la Dirección Provincial de Salud y allí le confirmaron sus peores temores: la producción está paralizada.
Fue entonces cuando llamó a la Empresa Láctea de Bayamo y consiguió hablar con alguien del laboratorio dietético, que le contó que sólo habían dejado de producir unos días "porque el horno estaba roto" y le aseguró que habían retomado la producción y que el producto estaba a falta de su distribución.
"Eso fue a inicios de diciembre. Estamos ya a 16 de enero y aún sigue en falta provincial y con respuesta nula. ¿Será tan difícil producir ese alimento-medicamento para ese grupo de niños? ¿Por qué ni siquiera una respuesta sobre el tema?, se queja este padre cubano.
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