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Muchas han sido las denuncias, en los últimos tiempos, por parte de políticos, artistas, académicos, activistas, de ONGs, etc, en contra de organismos, instituciones, y personalidades que al parecer se olvidan de los derechos humanos y de sus responsabilidades con la democracia, la libertad y la humanidad, para convertirse en cómplices no tan silenciosos de las conocidas dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Tal es el caso de Michelle Bachelet, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien ha sido muy criticada por su indiferencia ante la crisis humanitaria del pueblo venezolano y el régimen de Maduro, así como de la realidad cubana y nicaragüense.
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Igualmente sucede con la figura del actual Papa Francisco, que lejos de denunciar contundentemente las injusticias que ocurren en Cuba, Venezuela y Nicaragua, ha abogado por negociaciones con estos regímenes, pese a las evidencias y los hechos mostrados ante el mundo.
Muchas otras instituciones y organismos internacionales también han sido cómplices de estos regímenes, no sólo apoyándolos y promocionándoles internacionalmente sus modelos dictatoriales, sino que actúan de la misma manera que estas dictaduras: “bloqueando la verdad”.
Así ocurre con el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), institución internacional no-gubernamental, creada en 1967 a partir de una iniciativa de la UNESCO, organismo en el que posee estatus Asociativo.
CLACSO reúne a más de 300 centros de investigación y programas de posgrado (maestrías y doctorados) en diversos campos de las Ciencias Sociales y Humanidades,en 25 países de América Latina y el Caribe, en los Estados Unidos y en Europa.
Recientemente, una delegación perteneciente a este organismo, presidida por su actual secretaria ejecutiva Karina Batthyány (periodo 2019-2021), visitó Cuba.
Sus páginas oficiales de Facebook y Twitter no tardaron en hacerse eco de la actividad que llevaron a cabo en la Isla.
Lo más impactante fue ver cómo sobran halagos a dirigentes como Miguel Díaz-Canel y Abel Prieto, este último el mismo que llamó a la disidencia cubana “Sirvientes de 5ta o 6ta categoría, menores, muy menores, liliputienses, que exhiben una rabia sorda, reconcentrada, frustración, vacío espiritual y moral de gente sin patria pero con amo” y el mismo que impulsó un decreto Ley que censuraba al arte y a los artistas cubanos.
También se ven tuits donde se agradecen colaboraciones con muchos centros de la Isla, en especial el Cenesex, donde resaltan la figura de Mariela Castro, la misma mujer que se aprovecha de un grupo tan vulnerable y desprovisto de derechos como los LGBTI cubanos para alcanzar un Sí unánime al inconstitucional Referéndum Constitucional que se llevará a votación el próximo 24 de febrero, y la misma mujer cínica, manipuladora y dictadora, que no vaciló ni un segundo en llamar mentirosa a la reconocida Zenaida Romeu, directora de la prestigiosa Camerata Romeu, un icono de la cultura cubana, por tal de limpiar la sucia imagen de la dictadura que dirige en Cuba la familia Castro, a la vez que la Camerata sólo intentaba ayudar a los damnificados del tornado en Regla, y cuyo acto fue obstaculizado e impedido por autoridades del Gobierno y del Partido en este municipio.
Lo más llamativo fueron varios tuits donde la propia secretaria ejecutiva de CLACSO, Karina Batthyány, decía sentirse orgullosa de haber participado en la Marcha de las Antorchas y de haber transmitido su apoyo y solidaridad al pueblo cubano.
Enseguida me hice la pregunta: ¿Es coherente, digno y prudente que un organismo internacional de este tipo reaccione de esa forma ante una Marcha de las Antorchas que ignoraba por completo lo que sucedía en muchas otras regiones de la capital?
Mientras miles de personas se daban cita junto a los dictadores de Cuba para gritar falsas consignas y hacer campaña política por un 'Sí' al referéndum Constitucional, con wifi gratis como medio de soborno, miles de habaneros se encontraban en las calles sin alimentos, sin techos, sin cobijas, sin protección, alrededor de fogatas improvisadas para combatir el frío.
Comenté muchos de los tuits subidos por CLACSO, dándoles a conocer la otra realidad de Cuba, y pidiéndoles que intercedieran ante el Gobierno cubano para abrir un canal humanitario para ayudar a los damnificados por el tornado, pues la ayuda, no sólo la proveniente de exterior, sino también la de los cubanos desde dentro de la Isla, estaba siendo negada, y obstaculizada por el Gobierno de Cuba.
Sin embargo, CLACSO actuó de la misma forma que ocurre con las dictaduras: bloquear y silenciar la verdad.
Sencillamente me bloquearon el acceso a la página oficial de CLACSO en Twitter.
Sólo veo con este acto por parte de un organismo internacional con objetivos tan bien definidos como CLACSO, una reacción no comprometida con los principios de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos y a la humanidad.
Hechos como estos deben ser denunciados y repudiados porque son organismos cómplices de sistemas dictatoriales como el de Cuba.
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