Ediberto Guevara Salomé, vecino del barrio El Cornito, en Las Tunas, necesitaba hacer unos trámites en el Registro de la Propiedad de su provincia, pero se encontró en la puerta un cartel que decía: "No se atenderá público hasta nuevo aviso por falta de impresora".
Su disgusto mayúsculo le llevó a escribir al diario oficialista Juventud Rebelde, porque en su opinión, hasta hace relativamente poco tiempo en Cuba no había internet ni computadoras y los Registros Civil y de la Propiedad atendían al público más rápido que ahora que tienen todos los medios técnicos a su alcance.
Este vecino cree que cerrar un Registro de la Propiedad por falta de impresora es una decisión "irrespetuosa" y deja en mal lugar al gobernante Miguel Díaz-Canel que ha hecho un llamado a elevar la calidad de la atención al consumidor.
"Y cuando no existían las impresoras ¿cómo trabajaban los registros?", se pregunta Ediberto.
"Hace 40 años usted iba a un registro o a una notaría y se iba para su casa con el documento que necesitara. Hoy pasan meses, y los documentos se los dan muchas veces con errores. ¿Habrá que renunciar a las computadoras e impresoras en esos lugares?", dice con sorna el afectado.
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