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Es cubano, médico y trabajó en el sanatorio de Los Cocos de San Antonio de Las Vegas, en La Habana, dedicado a la atención a pacientes con VIH. Tiene una amplia experiencia y ha huido de Venezuela, donde estuvo trabajando en la misión Milagro en 2017 y 2018. Prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a represalias en el consulado cubano a la hora de renovar el pasaporte. "Mi única esperanza es el Parole", dice a CiberCuba.
Ahora está en Brasil, viviendo con su esposa venezolana que es esteticista y se encarga del sustento de ambos porque él no puede trabajar. En Boa Vista, estado de Roraima, ha solicitado refugio, pero no oculta a esta web que está preocupado por su futuro y el de su familia: la que tiene en Brasil y la que dejó en la Isla.
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Él ya no es un niño. Se graduó en 1989 de MGI oftalmólogo clínico y su madre tiene 85 años. Los ocho años de castigo que impone el Gobierno de Cuba le pesan como una losa sobre las espaldas. "Gracias a Dios ella tiene salud y me estimula a seguir el camino y alcanzar mis objetivos", aclara.
"Estoy sin trabajo. El Gobierno de Bolsonaro prometió ayudarnos, pero ahora nos abandonó. Para Cuba no regreso a trabajar como médico. Es triste la situación de los cubanos en Brasil. Nos cerraron todas las puertas".
El Parole
En medio de esta situación ha leído que los senadores Marco Rubio y Bob Menéndez han presentado una inciativa en la Cámara alta de Estados Unidos para reactivar el Cuban Medical Proffesional Parole, que permitiría a los médicos cubanos pedir asilo en cualquier embajada de Estados Unidos. Esa medida funcionó hasta 2017, cuando Obama la suspendió antes de dejar la Casa Blanca.
Para él es la solución a todos sus problemas. "Vi la información ayer y me cambió hasta el estado de ánimo. Es una esperanza, algo de luz al final del túnel. Quiera Dios que un día los cubanos no tengan que abandonar su país por la irresponsabilidad de gobiernos dictadores. Ojalá algún día los cubanos podamos decidir con nuestros votos, libres y democráticos al presidente de nuestro país".
Con CiberCuba ha conversado también sobre su experiencia en Venezuela.
En Venezuela
"Salí de Venezuela por lo difícil y complicado que era vivir allí. Estaba en un centro oftalmológico de la misión Milagro en Ciudad Bolívar y por la proximidad con Brasil (12 kilómetros) pedí refugio", cuenta por teléfono.
Lo primero que hizo en Brasil fue entregar su currículum en el Ministerio de Salud de Roraima, pero al no tener revalidado su título de médico aceptó un empleo como coordinador del estado (de Roraima) en el control de enfermedades de transmisión sexual y VIH/Sida. "Era un trabajo administrativo, no asistencial".
Bolsonaro prometió asilo a los médicos cubanos, ayudas para revalidar el título, pero no ha cumplido nada. "Creo que aquí en Brasil no tenemos ninguna oportunidad. Ahora estoy sin trabajo y el estado de Roraima tiene el problema de la emigración masiva de venezolanos escapando de la dictadura de Maduro. Hay un gran colapso en la ciudad para conseguir empleo".
Para este médico cubano acostumbrado a los hospitales es "duro estar sin trabajo y no tener dinero para cosas básicas". Sus ojos y sus esperanzas están puestas en el Parole.
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