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Circula en Cuba clandestinamente la webserie “El sucesor”, de Carlos Quintela

El protagonista se nombra Octavio Díaz-Canel, un personaje diseñado a partir de anécdotas reales, leyendas urbanas, citas a declaraciones incluso textuales del actual mandatario cubano

Albertico Pujol © Albertico Pujol interpreta a Octavio Díaz-Canel en "El Sucesor"
Albertico Pujol Foto © Albertico Pujol interpreta a Octavio Díaz-Canel en "El Sucesor"

Este artículo es de hace 5 años

Considerado entre los mejores jóvenes realizadores cubanos, Carlos Quintela acaba de dirigir y coescribir esta obra con estructura capitular.

De memorias a computadoras, circula en Cuba clandestinamente la webserie El sucesor, cuyo protagonista se nombra Octavio Díaz-Canel, un personaje diseñado a partir de anécdotas reales, leyendas urbanas, citas a declaraciones incluso textuales del actual mandatario cubano, el primero que no lleva el apellido Castro en sesenta años de Revolución.

Concebida en capítulos independientes de diez minutos, hilvanados por la presencia de este Díaz-Canel que interpreta el muy notable actor Alberto Pujol, a quien se debe tal vez el cambio de nombre del protagonista, pues se nombra Octavio en homenaje a El Tavo, popularísimo personaje, agente de la seguridad del Estado, que interpretó el mismo actor en la televisión cubana en los años ochenta.

La interpretación de Alberto Pujol recuerda no tanto a Díaz-Canel, el presidente, como al periodista de información nacional, oficialista, que el mismo actor interpretara en el notable cortometraje Brainstorm, de Eduardo del Llano. En aquel corto el actor parodiaba con infinita gracia los modales, gestos y sobre todo el pensamiento circular, machista y monotemático de un típico “cuadro” partidista.

El sucesor contiene algunos momentos paródicos, pero en general se propone un acercamiento serio, incluso solemne en ocasiones, a los monólogos y el fluir de la conciencia del gobernante cubano, quien pareciera estar todo el tiempo debatiéndose con sus propias inseguridades y con el deseo de decidir por sí mismo y obrar como si fuera presidente de verdad.

Debido a esta incapacidad para tomar decisiones que rompan con los moldes asentados antes, es que el personaje de Octavio Díaz-Canel se asocia con un enorme oso panda de peluche, en remota asociación simbólica que remite a la marca de televisores Panda, muy populares en Cuba, y a su funcionamiento por control remoto. “Porque Raúl (Castro) tiene el control, todos de alguna manera tenemos un panda dentro”, dice en una de sus líneas el personaje.

Idea original de Carlos Quintela, quien se destacó en la vanguardia de la realización cinematográfica en Cuba a partir de dirigir La piscina y La obra del siglo, El sucesor enfrenta al realizador, actualmente radicado en España, a la realización de una serie para ser distribuida por internet. La producción corrió a cargo de Pablo Díaz Espí, director de la publicación digital Diario de Cuba.

La historia fue creada por un colectivo de cuatro creadores: el realizador, Hernán Crespo (que también realizó la fotografía), Yimit Ramírez y Abel Arcos, quien además de escribir, como ha hecho en los guiones anteriores de los filmes dirigidos por Quintela, aquí asume labores de productor.

Yimit Ramírez también asume doble papel en El sucesor, pues funge como guionista y también realizó la dirección de arte. Recientemente graduado en la Escuela Internacional de Cine y TV, Ramírez fue laureado en la Muestra Joven del ICAIC por su cortometraje Gloria eterna, mientras que su largometraje Quiero hacer una película fue motivo de una de las más enconadas polémicas que se recuerdan en el ambiente audiovisual cubano.

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