Roberto Quintana Castellanos es un cuentapropista camagüeyano con licencia como operador de sonido en carnavales y ha denunciado los continuos impagos que sufre por parte de empresas estatales que, incluso, le ponen mala cara cuando va a cobrar. "¿Por qué trabajaste? Nadie te obligó a hacerlo?", asegura que le dicen ante sus reclamaciones.
Harto de ver cómo el Gobierno incumple los contratos que firma con los particulares en Cuba, Quintana ha escrito al diario Juventud Rebelde para contarle que los carnavales de Camagüey le deben dinero desde junio del año pasado; los de Santiago de Cuba, desde julio y los del municipio santiaguero de Julio Antonio Mella, desde noviembre de 2018.
En todos estos casos, el compromiso de pago del contrato firmado por las empresas estatales oscila entre los 30 y los 180 días.
Además de las malas formas, la explicación por la tardanza es más o menos la misma en todas partes: que no hay presupuesto. Y nada de reclamar, le aconsejan sentarse a esperar a que "depositen el dinero" porque eso, aseguran "no es culpa de nadie".
Él, que es el damnificado, se pregunta para qué contrata el Gobierno cubano servicios que no puede pagar.
Lejos de darle la razón, desde la Dirección de Cultura de Camagüey responden a Juventud Rebelde que Quintana "no consta con contrato legal de trabajo por lo cual no pude ser contratado" en los carnavales. Según explica la directora, lo visitaron en su casa y no estaba.
No obstante, admite que sí han tenido problemas para pagar servicios contratados a operadores de sonido particulares "porque la cuenta se encuentra deprimida".
Juventud Rebelde afea a la directora municipal de Cultura de Camagüey que no dé explicaciones de por qué se contrataron servicios a particulares a sabiendas de que no se podían pagar.
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