Desde que el pasado 23 de enero Nicaragua flexibilizó las condiciones para otorgar visas a los ciudadanos cubanos, cientos de ellos viajan a ese país centroamericano para desde allí seguir su periplo hacia la frontera de Estados Unidos.
Según un reportaje de Martí Noticias, el cambio en la política de Daniel Ortega hacia la Isla, tan distinta de la que asumió en 2015 cuando cerró su frontera a los migrantes cubanos que subían desde Costa Rica, es una forma de “colar” en el territorio nicaragüense agentes de la Seguridad de la Isla.
“Es una forma velada de comenzar a enviar agentes de inteligencia y aliados a Nicaragua disfrazados de turistas, en momentos en que se teme por la permanencia en el poder del Sandinismo”, reveló Aníbal Toruño, director de la emisora nicaragüense Radio Darío.
Con él coincidió Manuel Abaunza, director de la Comisión de Derechos Humanos de Nicaragua, en Miami, quien explicó que ese patrón se ha seguido en otros países de la región.
“Se ha hecho en Venezuela. Desertan los militares y hay que reforzar las huestes oficiales que comienzan a flaquear”, añadió.
Uno de estos emigrantes, que ahora se encuentra varado en México, explicó que el procedimiento es fácil: cuatro días antes de volar, con los pasajes de ida y vuelta ya comprados, el interesado va a la embajada nica en La Habana y ahí le dan su visa. Otro requisito es comprar el boleto a la aerolínea venezolana Coviansa o a la colombiana Avianca.
“En mi caso, compré el boleto en oferta a Coviansa por 200 dólares, pero hoy está costando hasta $1,300”, aclaró el hombre, quien pidió no ser identificado.
“La entrevista en la embajada sin muchas preguntas: ¿a qué va a Nicaragua?, dices de turismo o a realizar compras. Eso es suficiente, el funcionario consular estampa la visa en tu pasaporte y a volar”, añadió.
Una vez en Managua, siguen por el corredor centroamericano hasta llegar a Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas. Allí coinciden con sus compatriotas que salieron de Puerto Obaldía, en Panamá. Todos intentan obtener un salvoconducto que les permite transitar por el país azteca durante 20 días.
Según los propios cubanos, ya han llegado más de mil a la ciudad. Hostales y refugios están saturados y decenas de ellos duermen en la calle, frente a la oficina del Instituto Nacional de Inmigración y la Policía Federal.
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