El Barcelona de la temporada 2018/19 no pasará a la historia azulgrana como un equipo de culto, a la manera del Dream Team de Cruyff o la “sinfonía de enanos” de Guardiola. Ni se refocila en el toque, ni vive enamorado de la posesión. Es ciertamente un Barça menos luminoso. Sin embargo, pocas veces la fiesta de las Ramblas ha estado tan garantizada a estas alturas.
Solo un milagro evitaría que los hombres de Ernesto Valverde celebren su octavo campeonato español de 2008 a la fecha. Para ellos, el número mágico es 10: tal es la cantidad de jornadas que le restan al schedule, y tal es la ventaja que los separa de su perseguidor más próximo, y también ese es el dorsal del responsable máximo de que La Liga se haya roto tan temprano.
Suena ingenuo (incluso absurdo) imaginar la posibilidad de que Leo Messi y sus huestes dejen escapar este trofeo. Si algo sabemos del Txingurri es que derrocha pragmatismo; y si algo está claro en cada cálculo es que para tirar por la borda la campaña doméstica, primero los culés tendrían que pinchar cuatro veces en una decena de salidas, y después el Atlético estaría forzado a ganar todos y cada uno de sus compromisos. Esos trucos, ni David Copperfield...
No es preciso ser el oráculo de Delfos para saber que, casi seguramente, esta liga estará decidida a más tardar en la jornada 35. Analícelo usted mismo a partir de los siguientes recuadros, los cuales resumen las faenas de los tres grandes candidatos ligueros tanto a domicilio como en calidad de huéspedes y evalúa el grado de exigencia de los enfrentamientos que les queda por efectuar a cada uno.
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