Una receta de vinagre a base de “plátano burro” maduro –o “fongo” como se le llama en el oriente de Cuba– está ahorrándoles cientos de pesos a varias familias y está siendo la solución ideal ante la falta de este producto hoy, tanto en los mercados estatales (en divisas o moneda nacional), como en los negocios particulares.
Se trata de una sencilla fórmula, que se ha transmitido de boca en boca entre algunas familias habaneras, que permite obtener vinagre en poco más de una semana (alrededor de 9 días o menos), para ser utilizado tanto en ensaladas, encurtidos, potajes, como en la preparación de salsas –incluida la mayonesa– u otros alimentos que requieran el uso de este líquido agrio.
Quienes utilizan regularmente la fórmula obtienen cerca de dos litros de un vinagre de una acidez más bien ligera y con un gusto agradable, sobre lo dulzón.
Respecto a su bien ponderada rentabilidad, hagamos cuentas y la constataremos: en tiendas recaudadoras de divisas el vinagre de producción nacional cuesta más de $1 CUC ($25 CUP), mientras que los extranjeros, como el de manzana, son aún más caros, de $2 CUC ($50 CUP) en adelante.
En los establecimientos particulares los precios varían de entre los $10 CUP la botella de cerveza, hasta $ 15 (o más) la de ron. Por su parte en los mercados estatales (como el de 23 y 10, Variedades Galiano, Variedades Monte, etcétera) el costo del producto es $20 CUP o mayor y en los agropecuarios de precios topados (los de la EJT), puedes conseguir un litro por $10 CUP.
Sin embargo, con la receta que ahora se ha puesto de moda, lo único que se necesita es uno o dos plátanos burros bien maduros, casi “pasados”, que valdrán $2 CUP como máximo; 8 cucharadas de azúcar “parda” o “prieta”, un pomo de cristal grande de boca ancha donde quepa más de un litro de líquido –los de aceitunas son ideales–, agua y un pequeño pedazo de tela de lienzo o antiséptica para evitar que las moscas contaminen la mezcla y se eche a perder el vinagre.
Quienes lo han elaborado recomiendan que se use una gasa muy fina, y que no se pegue al líquido, porque las heces de estos insectos pueden atravesarla y producir gusanos.
¿Cómo hacer vinagre casero?
Se lavan bien el pomo de cristal y los plátanos, que son muy fáciles de conseguir en cualquier lugar y época del año. Se les cortan ambas puntas y se pueden dejar con cáscaras o quitárselas. Hay quien pela solo uno y al otro le hace una rajadura en la cáscara.
Luego se toma otro recipiente más pequeño, se colocan en él las 8 cucharadas de azúcar prieta -que no representan ni $2 CUP si es liberada y si se trata de la normada por la libreta, cuesta unos pocos centavos. Se agrega después un poco de agua y se revuelve hasta que se diluya completamente.
Hecho esto se introducen los plátanos en el pomo de cristal, se añade el azúcar diluida y después se vierte agua hasta llegar al hombro del recipiente. Se toma el pedazo de tela y se ubica sobre la boca del mismo. El almacenamiento debe hacerse en un lugar donde no haya que mover el frasco ni corra peligro de romperse. Se deja fermentar durante nueve días, en los que irá haciéndose la “madre”: una sustancia blancuzca y gelatinosa.
Es importante aclarar que algunas personas lo han dejado fermentar más días, tapado con una gasa fina, y han tenido que desechar el producto.
Pasado el tiempo indicado se remueve la tela, se comprueba la consistencia del vinagre y, si ya está listo, se cuela hacia otro envase. Un pomo plástico de refresco Ciego Montero (un “pepino” de un litro y medio) es lo que normalmente se utiliza.
Lo ideal sería que se hubieran dejado madurar otros plátanos para reiniciar el proceso. Pero si no ha sido así, se pueden utilizar los anteriores y la madre para la nueva producción y añadir solo el azúcar y el agua. Cuando se repite varias veces el ciclo, la cantidad de vinagre disminuye con el aumento de la madre. En este caso es bueno retirar la mayoría de esta y añadir nuevos plátanos.
Si se es sistemático en repetir el proceso muchos podrían llegar a autoabastecerse de vinagre, y a ahorrar dinero y las preocupaciones de ir a buscarlo a donde lo vendan -si no se pierde.
Soluciones como estas no solo demuestran, una vez más, la capacidad de los cubanos para reinventarse y hacerles frente a los muchos escollos de su cotidianidad, sino que recuerdan los años más duros del período especial.
La popularidad que estas 'recetas' caseras están volviendo a ganar entre los cubanos confirman, además, las evidencias de las carencias actuales y avivan una vez más los peores temores de los tiempos de escasez extrema que se avecinan.
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