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El deterioro de dos molinos de trigo por causa de la “intensa explotación” y la “carencia de piezas y agregados de repuesto” han sido algunas de las razones por las cuales no se ha logrado cumplir el plan de producción de harina en las provincias orientales de Guantánamo, Granma y Santiago de Cuba.
Un reciente reportaje del diario oficialista Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, señaló que la empresa estatal de cereales Frank País, ubicada en Santiago de Cuba, se encuentra por debajo de su capacidad productiva y de la demanda poblacional.
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La entidad, que debería presentar diariamente un total de 379 toneladas del alimento con volúmenes adicionales para los territorios de Holguín y Las Tunas, solo está alcanzando cifras que rondan los 300 y 320 toneladas, debido a “serias afectaciones tecnológicas”.
“Las inclemencias del tiempo” han sido otro los factores que ha influido en el resultado de la entidad estatal. Según el medio, la presencia de disímiles fenómenos meteorológicos puede implicar, por ejemplo, el cierre de las bodegas.
A la par, los trabajadores tienen que recoger el trigo residual a mano, una vez realizada la descarga de los buques, usando palas porque la empresa no tiene "un pequeño cargador mecánico para amontonar el trigo residual a succionar". Igualmente, se han realizado una serie de importaciones inadecuadas, como un grupo de motores que "por sus dimensiones físicas nunca podrían utilizar."
En recientes declaraciones al Granma, Waldis González Peinado, director de la empresa, ha señalado que para inicios de este mes debe “mejorar la estabilidad productiva y junto a ella la distribución hacia los diferentes destinos”.
Para el próximo junio se pronostica, incluso, un “vuelco mucho más favorable”, con la llegada de “importantes recursos, que beneficiarán sistemas claves del proceso industrial, frenarán el acelerado deterioro tecnológico y permitirán cumplir los plazos del mantenimiento técnico programado”.
A finales del pasado año, la escasez de la harina -y sus productos derivados- en los mercados y tiendas estatales alcanzó un nivel crítico a lo largo de todo el país. Los cubanos tuvieron que realizar interminables colas para poder adquirir el alimento. Tal fue la situación, que el Gobierno tuvo que admitir que le resultaría imposible cubrir la cuota básica. Lamentablemente, hasta la fecha el problema aún no ha sido resuelto del todo.
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