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“En su momento en los cementerios existían cuartos, pero ya no están o se utilizan con otros fines y eso conlleva a que ocurran violaciones éticas y morales contra el cadáver porque tenemos que hacer la necropsia sobre una tumba, al aire libre, sin el agua ni el alumbrado idóneo" comenta un doctor para el semanario Escambray, donde en un artículo publicado recientemente los propios trabajadores de servicios necrológicos y de la salud pública en la provincia espirituana aluden las muchas irregularidades y serios problemas que hoy distinguen al cementerio principal de la ciudad de Sancti Spíritus.
El camposanto principal de la ciudad desde hace años quedó pequeño ante el crecimiento poblacional de la villa, y cada año son sepultados allí unos 1 200 cadáveres. “Muchas veces han dicho que van a hacer uno nuevo, con un crematorio, pero no sé cuándo”, explicó al rotativo su administradora Magalys León.
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“Aprovechamos para levantar bóvedas gaveteros donde se exhuman los cadáveres y hasta en las propias calles. Con esto y los osarios voy resolviendo”, explicó León, quien desde hace 15 años es administra del cementerio.
Igualmente mostró preocupación ante las graves dificultades que ahora mismo presentan con la protección del lugar, y especialmente con respecto a los celadores: “Son viejitos, ganan poco y en esta zona existe delincuencia, brincan las tapias y acaban, se roban candados, flores, rompen los cristales… Ya lo hemos planteado a la Policía, pero no actúa”.
“También queremos acabar de poner la iluminación, mejorar las calles y subir la tapia que está muy bajita para estar en el medio del pueblo. Dicen que van a poner los materiales”, precisó la directiva.
El espirituano camposanto acoge las autopsias de aquellos cadáveres que son hallados putrefactos o con alto grado de descomposición, y que por razones higiénicas no son llevados a las morgues de las instituciones hospitalarias de la provincia. Sin embargo, lo realmente preocupante son las condiciones en que se llevan a cabo esos procedimientos forenses.
“En su momento en los cementerios existían cuartos, pero ya no están o se utilizan con otros fines y eso conlleva a que ocurran violaciones éticas y morales contra el cadáver porque tenemos que hacer la necropsia sobre una tumba, al aire libre, sin el agua ni el alumbrado idóneo”, explicó a Escambray el médico legista Reinaldo Rodríguez.
“Muchas de estas necropsias son obligatorias, pues responden a un proceso legal y contribuyen a esclarecer las circunstancias de un delito. Esos cadáveres ya presentan mal olor, gases pútridos, desprendimiento de líquidos. Algunos indiscretos se suben en la cerca del cementerio a mirar. Este es un problema generalizado y lo que se necesita es simple: un local con una mesa apropiada, ventilación natural, luz y agua”, explicó el doctor.
Asimismo, recuerda Escambray que el cementerio espirituano es colindante con centros de la gastronomía y de los servicios, sin que medie la distancia mínima requerida entre estos. De la misma manera varias viviendas de la zona utilizan su tapia perimetral como pared, y dicha cercanía puede provocar la propagación de enfermedades a partir del arrastre por parte del viento de los agentes contaminantes, los malos olores y hasta de ciertas especies de dípteros que tienen su hábitat en los cementerios.
Según el periódico provincial, los especialistas del Departamento de Higiene y Epidemiología del Policlínico Norte han mostrado su preocupación pues cuando se desentierran los cadáveres y se incineran los ataúdes y mortajas el humo contaminante se esparce por los alrededores.
Leydi Lara, técnica del mencionado departamento, confirmó a Escambray que algunos perros excavan en el camposanto y en ocasiones han desenterrado restos. “A veces sucede porque los entierran con poca profundidad, aunque en el cementerio han mejorado la limpieza y la higiene en general. Lo que se mantiene es un hacinamiento grande que se ha ido agravando con el tiempo”, sentenció la fuente.
La situación que hoy describen los servicios funerarios en Sancti Spíritus es muy similar a la que presentan otras provincias del país, como Holguín, Santiago de Cuba y Villa Clara. Si bien hoy se necesita un nuevo cementerio para la urbe espirituana el presupuesto aprobado para el territorio no permite asumir la inversión, valorada en 1 800 000 pesos.
“El cementerio se ha valorado entre las prioridades, pero va a ser difícil hasta que no se termine el hospital, que debe durar tres o cuatro años más, porque absorbe casi todo el presupuesto”, precisó Javier Pérez, subdirector de Inversiones en la Dirección Provincial de Economía y Planificación, quien explicó además que se han priorizado otras obras de la Oficina del Conservador de Trinidad y del sector de la Defensa.
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