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La Habana, 27 may.- La bicicleta, medio de transporte que acompañó a las familias cubanas durante la crisis económica de los años 90 del pasado siglo, busca otra vez su espacio en La Habana, donde unas 400 personas pedalearon para sensibilizar acerca del cuidado del medio ambiente.
La bicicletada pública, convocada por la Unión Europea en Cuba, tuvo lugar la víspera en el casco histórico de la urbe capitalina, bajo el nombre “Pedalea por el clima: por un futuro sin emisiones contaminantes”.
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Además unieron esfuerzos la embajada del Reino de los Países Bajos, el proyecto Ha’Bici, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHC).
“Es la actividad de este tipo más grande que ha ocurrido aquí, con gran participación de niños, niñas y familias completas que vinieron a disfrutar en un ambiente afable”, dijo a la Redacción de IPS Cuba Daniel Castellanos, especialista en movilidad urbana del Grupo de Planeamiento y Gestión Territorial de la OHC.
“Y logramos esta participación gracias a los antecedentes de acciones anteriores de los colectivos de bicicleteros y porque la preocupación por el medio ambiente y el cambio climático genera cada vez más debate y reflexión”, agregó el principal gestor de Ha’Bici, primer sistema de bicicletas públicas en el centro histórico habanero.
Castellanos explicó que si bien en esta ocasión “el recorrido fue corto”, planean extenderlo en futuras ediciones.
“Los grupo de bicicleteros estamos acostumbrados a recorrer, los primeros domingos de cada mes, unos 15 o 20 kilómetros sin fatiga alguna, disfrutando de la ciudad y sus bellezas”, apuntó.
Protagonistas
Javier, Rita, Julio César, Yusniel y la pequeña Gaby rodaron en el multitudinario pelotón de la bicicletada, actividad que festejó Día Mundial del Medioambiente (5 de junio) y formó parte de la Semana de la Diplomacia Verde, promovida por la Unión Europea en todo el mundo.
“Para mí es una experiencia súper interesante, porque me acerqué a una bicicleta por primera vez a los siete años, me gusta mucho y es una manera de ganar en salud y ejercitarme”, comentó Rita Karo, estudiante de Periodismo, en la Universidad de La Habana.
Para la joven, “en una ciudad donde circulan tantos carros antiguos, con la contaminación que dejan, hay que pensar en más espacios para la bicicleta, un medio tan noble y utilizado por la población de todas las edades”.
Con ello coincide Javier López, estudiante de Relaciones Internacionales, quien opinó que “estas iniciativas permiten que un gran número de personas se reúna para enviar un mensaje útil, como lo es la necesidad de emplear formas alternativas de movilidad en una ciudad sin mucho transporte y que no queremos ver contaminada”.
Por su parte, Julio César Urria, residente en La Habana Vieja, manifestó que “en zonas como la parte antigua de la ciudad, donde el tráfico y el parqueo son temas complicados, esta sería una alternativa viable y necesaria”.
En su opinión, con el uso de la bicicleta “se combina el ejercicio físico con el cuidado de la ciudad, porque se evita la contaminación que provocan los autos”.
Yusnier Suárez, otro de los participantes, aseguró que “si existieran más bicis a precios asequibles y estuvieran las condiciones creadas para circular de manera tranquila y segura, muchas personas volverían a usarlas”.
No obstante, señaló que en la actualidad es “casi imposible” soñar con una ciudad llena de bicicletas, porque “es difícil conseguir las piezas, no hay una distribución estable y la calidad de las que venden no es buena”.
Por un ciudad con más bicis
Para Daniel Castellanos, La Habana posee condiciones idóneas para el auge y desarrollo de la bicicleta, porque es una ciudad con bajos porcentajes de elevación, que apenas alcanzan el 11 por ciento de desnivel.
“Hay naciones como Colombia o Argentina, que tienen una geografía citadina más complicada y sin embargo cuentan con sistemas públicos de bicicletas muy buenos”, afirmó el especialista en movilidad urbana.
Además, mencionó que “el número de autos y ómnibus del país es bajo y por tanto tenemos la oportunidad de, a partir de los ejemplos internacionales, reflexionar y apostar por no llegar a las realidades de otros lugares que se encuentran en alerta por la contaminación vehicular”.
Asimismo, refirió que “en las urbes es el medio de transporte más eficiente en un radio de cinco kilómetros, cuestión demostrada por diversas investigaciones”.
De igual modo, explicó que en el casco histórico de la capital cubana existen muchas potencialidades, pues “por sus dimensiones solo tomaría entre 10 y 12 minutos acceder a todos los puntos de mayor interés”
Y resaltó que “los vehículos son enemigos del entorno patrimonial, porque son altos contaminantes y dañan las fachadas de los inmuebles”.
Castellanos considera también que “la realidad cultural de Cuba ayudará a crear rápida conciencia sobre el tema, porque hace 15 años casi todo el mundo se desplazaba en bici en su vida cotidiana”.
Sin embargo, alertó que para hacer funcionar la idea de reivindicar la bicicleta como transporte recreativo y de gran utilidad social, urge que además de la OHC y las autoridades de transporte, se sumen las entidades de comercio.
“Ahora mismo las tiendas proveen equipos de ciclismo con baja calidad y precios elevados, lo que desanima a las personas y desestimula el uso de la bicicleta”, enfatizó.
Para Castellanos, “realizar más intervención a favor del peatón y las bicicletas hace que el país esté más cerca de tener una agenda urbana orientada a la movilidad y el urbanismo sostenible, que es hacia donde se debe transitar”.
La actividad “Pedalea por el clima: por un futuro sin emisiones contaminantes”, convocada por la Unión Europea en Cuba y la OHC, contó con la colaboración de la Embajada del Reino de los Países Bajos, la Dirección Provincial de Transporte, el colectivo Bicicletear La Habana, el proyecto Ha’Bici y los emprendimientos Rutabikes y Ferlan’s.
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