¿Cuántos se han ilusionado con que Robertlandy Simón, Raidel Hierrezuelo o el mismo futbolista Onel Hernández representen a Cuba en torneos internacionales?
¿Cuántos han perseguido esos sueños en cada noche y cada madrugada?
Lo más probable es que si algún deportista cubano emigrado algún día regresa a competir por Cuba eso ni siquiera lo vea nuestra generación.
En un tuit más que desesperanzador, el nuevo presidente del INDER, Osvaldo C. Vento, ha reafirmado que Cuba continuará asistiendo a justas mundiales, olímpicas y panamericanas sin atletas "importados".
En una definición bastante difícil de comprender, Vento expresó: "Los Juegos Panamericanos de Lima 2019 demandarán alta eficiencia competitiva, disciplina a toda prueba y concentración permanente en el objetivo de confirmar el nivel de Cuba, que llegará con una delegación sin "importados" y dispuesta a validar su lema: Siempre Por Más.
Por más que muchos pensaron el advenimiento de nuevos tiempos donde la política deportiva de Cuba cambiara en torno a los miles y miles de deportistas emigrados por la misma falta de oportunidad y baja remuneración del INDER, la mentalidad parece no transformarse y el orgullo máximo para los dirigentes del país es mantenerse con sus atletas dentro de la isla.
En los últimos tiempos, los voleibolistas Simón, Hierrezuelo y el "Ruso" Sánchez han viajado a La Habana para reunirse con altos ejecutivos del deporte.
La prensa ingenua continúa publicando que si pasos de avance, adelantos en conversaciones, épocas de cambio, pero en el interior de las oficinas, la jurisdicción del deporte y las toma de decisiones le siguen perteneciendo al gobierno.
Una importante cifra de futbolistas también han expresado sus deseos de representar a Cuba en los torneos internacionales. No solo Onel Hernández, quien en 2019-2020 pisará los terrenos de la primera división de Inglaterra, sino también jugadores en diversas latitudes del mundo.
El INDER es una organización, por más que existan personas dentro de ella con la intención de "tiempos de cambio", sin ninguna autoridad ni libertad sobre sus decisiones mismas. Sin libertades ni esperanzas de nada nuevo, el deporte cubano ya perdió la hegemonía en los Juegos Centroamericanos y del Caribe el año pasado, una justa que solía pasear con relativa facilidad.
Es la gran ilusión de una generación de cubanos que desean ver el retorno de sus estrellas a nivel mundial, sin embargo, unos pocos, unos cuantos en sus oficinas y enarbolando pancartas políticas vacías, se empeñan en cerrar constantemente.
Así, ¿qué deporte puede levantarse?
Nada cambiará.
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