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Alejandro González Raga, 61 años, camagüeyano, periodista por vocación autodidacta, ex preso del llamado Grupo de los 75 que, en la primavera negra de 2003, Fidel Castro ordenó encarcelar, aprovechando que el mundo estaba pendiente de la invasión norteamericana a Iraq. De la cárcel salió para el avión que lo trajo a Madrid.
Despojado de todo rencor, habla pausado y midiendo las palabras para que el mensaje del Observatorio Cubano de Derechos Humanos llegue a todos los cubanos, incluidos los que aún defienden una idea de revolución que se fue a bolina.
De funcionario de una empresa de arquitectura en Cuba, que ejecutó parte de la Cuenca Lechera de Camagüey, financiada por la FAO, pasó al Movimiento Cristiano Liberación (MCL), que tuvo la virtud y valentía cívicas de aprovechar un resquicio constitucional para noquear al castrismo, que reaccionó tarde y mal a la jugada maestra de Oswaldo Payá Sardiñas y sus compañeros de lucha.
Ya en Madrid, trabajó como operario de mantenimiento en el hospital de Torrejón de Ardoz (noreste de la capital española) y luego, la junta directiva del Observatorio y sus patrocinadores le encargaron que se ocupara de trazar y mantener actualizado quizá el mapa más fiel de los Derechos Humanos en Cuba, adonde no puede volver, ni su familia tampoco. Una de sus hermanas, que lo acompañó en el destierro, no conoce a sus dos nietos nacidos en la isla, después que ella emigró
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Tres preguntas en una: ¿Qué es el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, cómo se financia y cuáles son sus objetivos de trabajo?
“El OCDH es una asociación creada y vigente según las leyes españolas. Formada por ex presos políticos, Damas de Blanco y exiliados cubanos. Tenemos un equipo muy diverso dentro y fuera de la isla, con experiencias y percepciones diferentes, y con distinta formación profesional y personal.
“En el OCDH defendemos los derechos humanos y los valores universales reconocidos por los estados democráticos; denunciamos las violaciones de las libertades y de los derechos fundamentales de la sociedad civil cubana y actuamos desarrollando Iniciativas para el fortalecimiento de la sociedad cubana.
“Como cualquier otra organización, el OCDH necesita recursos para realizar sus actividades, tanto en Cuba como en el exterior; en este sentido agradecemos a nuestros donantes, algunos de ellos son organizaciones estadounidenses y europeas, que nos apoyan junto a personas que a nivel privado colaboran con este empeño.
“El Gobierno cubano ha querido convertir el tema de la financiación en un estigma y en un arma en contra de los demócratas, mientras se beneficia de estos programas de financiación; sin embargo, las Naciones Unidas tiene varias resoluciones que hablan de la importancia de las organizaciones de la sociedad civil y de su derecho a la financiación, incluyendo la internacional. No puede ser que el Gobierno cubano, de la ONU, solamente tome aquello que le conviene".
El Gobierno cubano ha querido convertir el tema de la financiación en un estigma y en un arma en contra de los demócratas, mientras se beneficia de estos programas de financiación
¿Qué evaluación hacéis de la situación de los Derechos Humanos en Cuba?
“La situación de los derechos humanos es mala: Cuba sigue siendo el peor país posicionado del hemisferio en temas de derechos y libertades. Instituciones como Freedom House, Human, Human Right Watch, Amnistía Internacional, Reporteros Sin Fronteras, Comisión interamericana de DH, Sociedad Interamericana de Prensa, entre otras, consideran que la situación de los DH en Cuba es la peor.
“Desde el OCDH hemos notado una regresión a posiciones ya superadas, lo que evidencia que nuestros derechos están siendo utilizados como monedas de cambio, es decir, el gobierno permite el disfrute de ciertos derechos siempre que se den ciertas condiciones. Es intolerable que nuestra libertad se utilice para obtener concesiones de terceros, beneficios políticos y, como consecuencia, la permanencia en el poder. Un ejemplo de ello lo hemos expresado recientemente en nuestro comunicado que denuncia la utilización discrecional por parte del Gobierno cubano de nuestro derecho a entrar y salir del país.
“También observamos una profundización en la represión personalizada, que es una forma de actuar digamos más selecta o “científica”, para llamarlo de alguna manera, que incluye un estudio a fondo del sujeto (su perfil psicológico, su religiosidad, sus circunstancias particulares, sus relaciones profesionales y personales, sus apetencias sexuales, sus hobbies y aficiones, sus aversiones, etc.) para presionarlo y obligarlo de manera más efectiva y privada".
En el último año, Cuba ha estrenado presidente de la República y Constitución. ¿Cómo han influido estas novedades en materia de Derechos Humanos?
“Miguel Diaz-Canel sabe bien cómo funciona el poder en Cuba y por ello no quiere o no puede hacer lo que debe, ni siquiera en el campo económico. Hay quien dice que es el hombre más vigilado de Cuba. Sin embargo, no puede excusarse, es el presidente y, por tanto, sus ciudadanos y la comunidad internacional le van a juzgar como tal. El aumento de la represión bajo su mandato es preocupante. Todas las semanas denunciamos actos de acoso e intimidación contra activistas. Si de verdad es una buena persona, si pretende aliviar la situación del pueblo cubano, debería desmarcarse de esos abusos y denunciar a quien los realiza.
“Más allá de sus intenciones, durante su mandato la situación es la que hemos descrito antes y él es el responsable primero. La marcha de activistas LGTB en La Habana del pasado mes de mayo es un ejemplo de su actitud ante quienes hacen uso de sus legítimos derechos".
El Gobierno cubano antepone derechos sociales como Educación y Salud Pública a derechos humanos y políticos reconocidos universalmente. ¿Cuál es la visión del Observatorio sobre esta dicotomía?
“Ningún derecho humano es independiente de los demás, no deben enfrentarse o contrariarse entre sí, y todos son igualmente importantes para fundamentar la dignidad humana. Como cualquier régimen autoritario, el Gobierno cubano intenta justificar la ausencia de derechos políticos ofreciendo a cambio ciertos beneficios sociales que, en la práctica, se deterioran rápidamente o se pagan en exceso por los cubanos.
"Todos los derechos humanos tienen una conexión raigal que es, en esencia, la libertad para su uso y disfrute, primicia sin la cual es imposible su materialización. Sin esta condición, aun cuando estos pretendidos beneficios (salud y educación) hayan sido pensados en positivo perderían ese valor, porque carecen de una esencia democrática, de una participación efectiva, crítica y libre del pretendido beneficiario. Esto sin entrar a valorar la calidad de la educación/instrucción y de la salud, lo que nos lleva a la cuestión de la pésima gestión de la economía".
¿De qué fuentes se nutre el Observatorio para fundamentar sus denuncias sobre violaciones de Derechos Humanos en Cuba?
“El OCDH cuenta con varios grupos al interior de la isla, orientados a determinadas áreas de derechos humanos; también creamos redes ad hoc cuando realizamos sondeos o encuestas en la isla. Para las denuncias, disponemos de una red de observadores propia distribuida en las principales regiones del país y en contacto permanente con diversas organizaciones cívicas independientes".
¿Tenéis acceso a información oficial sobre número de reclusos, juicios en marcha e investigaciones policiales en materia de Derechos Humanos?
“Tenemos acceso a la información que publica el propio gobierno. No creo que ninguna organización realmente independiente pueda acceder a este tipo de información más que de manera parcial, pues esta información es considerada confidencial por un estado experto en opacidades, que no admite inspecciones independientes y que no reconoce ningún tipo de organización cívica o de derechos humanos autónoma, en ningún ámbito de la vida del país. La difusión de información confidencial puede ser considerada como un acto de espionaje.
“El Gobierno ha querido blindar este flanco y ha creado la Ley 88 conocida como Ley mordaza, que ya nos fue aplicada en los juicios sumarios de 2003, concebida para restringir el flujo de información del periodismo independiente. La propia ley anuncia que será aplicada a quienes apoyen, faciliten o colaboren o a aquellos que «en concordancia con los intereses imperialistas, persiguen subvertir el orden interno de la nación y destruir su sistema político, económico y social».
“El tema de los presos políticos (como quedó evidenciado entre el propio Raúl Castro y el presidente Obama, durante la visita de este último), o, más recientemente, en la respuesta a la campaña “Presos para qué”, es un tema que el gobierno considera sensible, inquirir sobre esta realidad ante quien clama que “en Cuba no existe ni un solo preso político” te expone de inmediato, como mínimo, y desde luego que injustamente, a ser considerado por el Gobierno cubano como un subversor del orden interno".
Desde fuera, el Observatorio aparece siempre en esa delicada frontera entre la denuncia humanitaria y la política. ¿Cómo hacéis para evitar que la política no contamine la labor técnica y profesional?
“Intentamos hacer nuestro trabajo sin influencia de los partidos políticos, y mantener fuera de nuestras valoraciones cualesquiera filias o fobias que tengamos, para poder hacer un análisis real y sosegado. Lo que no quiere decir que, en nuestra organización, no haya preferencias políticas".
En los últimos años, el escenario cubano vive un forcejeo creciente entre ciudadanos que reclaman derechos como es el caso de pequeños empresarios, homosexuales y lesbianas, ecologistas y vecinos de un barrio sin agua potable que cortan las calles. ¿Tenéis alguna evaluación sobre este fenómeno?
“Creo que tenemos el pulso de la calle, al que acompañamos. Ese latido cada vez es más difícil de contener y de ocultar por parte del régimen, dado que el servicio de internet (incluso siendo precario) ha posibilitado una importante conexión con la isla que si bien no es siempre en tiempo real es mucho mejor que años atrás.
“Las demandas en las calles, la exigencia pública y abierta de cubanos valientes, es un avance conseguido con mucho sacrificio, precisamente por el aumento del reclamo de distintos estamentos de la sociedad civil cubana que empiezan a adquirir un grado de madurez y organización elemental para convertirse en una fuerza de cambio.
Las demandas en las calles, la exigencia pública y abierta de cubanos valientes, es un avance conseguido con mucho sacrificio, precisamente por el aumento del reclamo de distintos estamentos de la sociedad civil cubana que empiezan a adquirir un grado de madurez y organización elemental para convertirse en una fuerza de cambio
“Sin embargo, como hemos dicho antes y citamos en nuestros informes, el régimen ha introducido mecanismos de represión cada vez más sofisticados para ejercer el control directo sobre estos sectores sociales que abiertamente protestan".
Quizá la parte más visible del trabajo del Observatorio sean los Derechos Humanos; ¿tenéis otros cometidos?
“Así es, la parte más visible de nuestro trabajo es la denuncia. Esto tal vez se deba a nuestra constancia en este aspecto en todos estos años, en los que también hemos propiciado la capacitación a activistas cubanos y miembros de la sociedad civil de diferentes perfiles profesionales en distintas materias, proveyéndoles de habilidades, herramientas y experiencias varias. Incluso hemos propiciado la obtención de diplomados y másteres en centros de Estudios superiores y universidades españolas, y hemos fomentado el intercambio con académicos cubanos y no cubanos de universidades de otros países para impulsar una tarea de investigación en materia de derechos humanos. Y, por supuesto, hemos apoyado diversos proyectos de impacto social para beneficio de varias comunidades a lo largo de la isla, buena parte de estas integradas por personas en riesgo de exclusión o discriminadas".
El Observatorio tiene su sede en Madrid. ¿Tenéis relaciones de trabajo con el gobierno, el arco político, instituciones análogas de España y Europa? ¿Qué evaluación hacéis de la visita del presidente Sánchez, de varios ministros y la reiteradamente anunciada de los Reyes a Cuba?
“El Observatorio tiene un relación fluida y constante con todo el arco político en España y en Europa, a excepción, claro está, de aquellos grupos que por su afinidad ideológica con el Gobierno cubano no están interesados en acercarse a nosotros. De igual modo, nos gusta saber que estamos bien relacionados con el resto de entidades que desarrollan una labor similar a la nuestra en defensa de los derechos humanos. Mantenemos intercambios de información y desarrollamos, cuando es posible, actuaciones conjuntas.
“Las visitas institucionales a Cuba de representantes de países democráticos como España, deberían siempre dar visibilidad a la sociedad civil independiente de Cuba. De no ser así, sólo se está reforzando el statu quo de la dictadura. Lo mínimo sería imponer la condición de reunirse con organizaciones cívicas independientes, aunque el gobierno los considere disidentes u opositores: es lo que han hecho algunos presidentes en su visita a Cuba (Vicente Fox y Obama)".
Dentro de unos meses, el Observatorio cumplirá 10 años de creado, ¿cuál es el balance y cuáles son los planes para la próxima década?
“El balance, desde nuestro punto de vista, ha sido positivo. El mundo ha tenido un mayor conocimiento de lo que ocurre en el país. El Gobierno cubano ha recibido claras advertencias internacionales, incluidas recomendaciones de Naciones Unidas, y se ha visto obligado a hacer algunas concesiones impensables hace unos años, aunque queda casi todo por hacer. Muchas personas han podido salir del país y recibir formación, así como conocer las instituciones europeas, lo que les ha dado una visión diferente del mundo. Hemos aprendido, y gracias a toda esta experiencia de trabajo ininterrumpido y muy difícil en ocasiones, estamos en mejores condiciones para afrontar el futuro".
¿Qué papel prevés que desempeñará el Observatorio durante la transición democrática en Cuba?
“Desde nuestra fundación, estamos trabajando con nuestros compatriotas y con distintos colaboradores en esta causa, por la transición a un estado de derecho en Cuba, que resulte en aquella máxima martiana de “con todos y para el bien de todos”.
“La transición comienza a darse desde que uno vislumbra la necesidad de cambio, esa participación plena, libre y posible en la cosa pública, y pone manos a la obra; la transición, por tanto, está ocurriendo. En esta línea, humildemente, creemos que estamos aportando, y que tenemos mucho que aportar el día en que ya sea inevitable.
“Para que esto ocurra en Cuba, se requerirá de mucho consenso, mucha justicia, reparación y, a la vez, mucha reconciliación.
“En la Cuba del futuro existirán instituciones y tribunales independientes donde los ciudadanos podrán acudir reclamando sus derechos fundamentales. Nosotros prevemos que el OCDH será una de esas organizaciones que, ahora plenamente reconocidas en suelo cubano, estén alertas y trabajando por las inquietudes cívicas en tal sentido. Especialmente porque, viendo lo que pasa en América Latina, por ejemplo, o en democracias más avanzadas, muchos ciudadanos sentirán que algunos de sus derechos no son respetados o que están lejos de disfrutarlos plenamente, incluso, cuando disfruten de más posibilidades y libertades, porque la democracia que nos daremos será (como todas) perfectible".
¿Seguirá existiendo el Observatorio después del fin de la dictadura castrista; prevéis su extinción o la conversión en una institución homologable como el Obusmand o el Defensor del Pueblo?
“Mientras exista un solo cubano, dentro o fuera de las fronteras nacionales, cuyos derechos no son respetados o que no los disfrute plenamente, deberá existir el OCDH; siempre habrá que estar atentos a las posibles transgresiones y excesos. Soy de los que piensa que el respeto a los DH deben ser la disciplina primordial de los gobiernos, y para materializar esta utopía hay mucho trabajo que hacer”.
Alejandro González Raga:
Director Ejecutivo y Portavoz del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid.
Ex prisionero político de la primavera Negra o grupo de los 75 del 2003.
Ex coordinador en Camagüey del Movimiento Cristiano Liberación y miembro de del Comité Gestor Nacional de Proyecto Varela.
Fundador junto a Alfredo Pulido y Luis Guerra Juvier de la agencia de prensa El Mayor, en Camagüey.
Condenado a 14 años de cárcel, de los cuales cumplió cinco en diferentes prisiones cubanas.
El 17 de febrero del 2008 salió de Cuba junto un otros tres presos políticos cubanos; fruto de las negociaciones entre los gobiernos de España (Rodríguez Zapatero) y de Cuba.
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