El ex general Patricio de la Guardia Font, uno de los militares de mayor rango implicados en el caso de narcotráfico y corrupción que conmocionó a Cuba en el verano de 1989, cumple este miércoles su condena de 30 años y aguarda por una certificación oficial que deberá restaurarle sus plenos derechos como ciudadano libre.
De la Guardia se encuentra desde hace años en un régimen de libertad vigilada en su casa en la barriada de Miramar, en La Habana, y cumplirá 81 años el próximo 13 de junio, un día después de extinguir la sentencia que le fue impuesta por un tribunal militar junto a otros 13 altos oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT) hace tres décadas.
"Está fantástico de ánimo y totalmente calmado, esperando por el documento oficial de su completa liberación", dijo desde La Habana un amigo cercano a De La Guardia que habló con CiberCuba bajo condición de anonimato.
La fuente agregó que el ex militar tiene planes de continuar dedicado a la pintura, una vocación artística que terminó abriéndole amplio mercado a sus cuadros paisajísticos y suscitando interés de importantes coleccionistas internacionales. Y piensa pasar temporadas en Soroa, actualmente provincia de Artemisa, donde su familia conserva una casa de veraneo desde los años 50.
"Pero habrá que esperar el salvoconducto que deben entregarle hoy o mañana, porque todo el mundo sabe que este no es un caso cualquiera", agregó el testimoniante. "La decisión está en manos de Raúl Castro".
La Causa No. 1
Las normas jurídicas internacionalmente reconocidas fijan el término de una condena a partir del momento en que la persona es arrestada, no desde la fecha del veredicto judicial. Es además una incógnita si se le permitirá viajar al extranjero o se le incluirá en la lista de "regulados" por razones de seguridad nacional.
De la Guardia fue detenido la noche del 12 de junio de 1989 en la sede del MININT, luego de ser sacado de una casa donde celebraba su venidero cumpleaños 51. Poco antes había sido arrestado su hermano gemelo, el coronel de Tropas Especiales Antonio "Tony" de la Guardia, quien fue condenado a pena de muerte por fusilamiento en el mismo proceso, conocido como la Causa No. 1.
Las sentencias del tribunal, incluyendo cuatro penas capitales, fueron dictadas el 7 de julio de 1989. Las ejecuciones del General de División Arnaldo Ochoa, Tony de la Guardia, el capitán Jorge Martínez y el mayor Amado Padrón fueron cumplidas una semana después.
La sentencia de Patricio fue sustentada en su complicidad con los oficiales vinculados a las operaciones ilícitas de drogas, aunque no participó en su ejecución. El fiscal del caso, el general Juan Escalona Reguera, dijo que no pidió también la pena de muerte para Patricio porque no tuvo relaciones con el narcotráfico, "aunque sí conocía la conducta de su hermano".
En una carta escrita en su celda en la cárcel de alta seguridad de La Condesa, provincia de Mayabeque, en 1991, Patricio denunció torturas sicológicas desde su arresto y dijo haberse declarado culpable de delitos que no había cometido, sin haber dispuesto de abogados para ayudarlo.
También afirmó entonces que las operaciones presentadas como ilegales durante el juicio militar eran autorizadas por la máxima jefatura del país.
El cumplimiento de su condena reaviva indiscutiblemente la curiosidad histórica sobre el caso, considerado uno de los mayores escándalos del régimen de Fidel Castro, rodeado aún de múltiples enigmas y mantos de silencio respecto a la responsabilidad de la jerarquía gubernamental.
30 años de condena
El escritor Norberto Fuentes, en Miami, ha seguido desde su blog Libreta de Apuntes un conteo regresivo sobre la expiración de la condena de su entrañable amigo. Fuentes tiene en su poder los apuntes de las agendas personales del exmilitar en los días en que ambos compartieron la experiencia de la guerra de Angola, en la década de los 80.
"Patricio ha cumplido 'de campana a campana' —como decimos los cubanos— esos 30 años. El mismo tiempo que marca la existencia de una generación y el mismo, por ejemplo, que le bastó al emperador Akihito para reinar durante la era Hesei. Ahora viene la prueba de fuego, no para Patricio, sino para el Gobierno cubano, y particularmente para Raúl Castro, que finalmente tendrá que decidir. El hecho es que Patricio ha vivido mucho más de lo que ellos calcularon", escribió Fuentes.
El autor de Condenados de Condado (1968) y Dulces guerreros cubanos (1999) llamó a estar alertas ante la liberación de Patricio, porque consideró que define "algo más que un destino".
"Yo sé todo lo que va a pasar con Patricio, más no quiero darle incentivo a la maldad", agregó Fuentes. "No voy a hablar siquiera de crimen ni de injusticia. Me mantengo por lo pronto en mis sesiones reservadas de video y en volver a transitar una historia —y qué historia. Una a la que los cubanos nunca más tendrán acceso".
Fuentes reveló en su más reciente post que representantes de la Fiscalía Militar han visitado ya a Patricio para comprometerlo a que, en ningún momento posterior al término de su sentencia, haga una solicitud de salida del país o realice trámites para la obtención de un pasaporte.
Patricio de la Guardia ostentaba grados de General de Brigada del MININT, fruto de una trayectoria de arriesgadas misiones especiales alrededor del mundo, casi siempre acompañado por su hermano Tony.
Fue el jefe del contingente militar cubano en Chile y el responsable de la seguridad de la Embajada de Cuba en Santiago en los días previos al golpe de Estado de 1973. Estuvo también en Nicaragua durante los últimos combates contra Anastasio Somoza y el asalto a su búnker, en 1979, y se desempeñó como jefe de la Misión Especial del MININT en la guerra de Angola.
En 1995, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU concluyó que debía ser liberado, pues su encarcelamiento había sido arbitrario.
Al producirse la muerte de su padre, Mario de la Guardia, en 1997, se le permitió asistir al funeral y permanecer por una semana en su casa de Miramar.
Con posterioridad, se le facilitaron salidas de prisión los fines de semana en consideración a la salud de su madre, Graciela Font, solo suspendidas cuando se producían grandes eventos internacionales en La Habana, como la visita del Papa Juan Pablo II, en 1998, o la IX Cumbre Iberoamericana, en 1999.
Pero durante la última década vivió bajo arresto domiciliario con relativa flexibilidad, lo que le permitía realizar exposiciones artísticas, y salir con sus amigos a restaurantes, centros culturales y visitas públicas.
Varios familiares de los hermanos De la Guardia viven en Estados Unidos. Su hijo Héctor de la Guardia se refugió en Miami en 1991, y su sobrina Ileana de la Guardia, hija de Tony, reside en París.
¿Qué opinas?
VER COMENTARIOS (1)Archivado en: