Raúl Diago: “Los que se fueron también son Cuba”

El legendario acomodador repasa el panorama del voleibol cubano a día de hoy.

Una leyenda del pase. © Cibercuba / Nora Borges
Una leyenda del pase. Foto © Cibercuba / Nora Borges

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Este artículo es de hace 5 años

“Robertlandy Simón, Raidel Hierrezuelo y Michael Sánchez son jugadores con mucha experiencia, pero no son viejos. Han jugado en diferentes clubes internacionales y son de los mejores del mundo; están completamente hechos. Se sobreentiende que pueden ayudar muchísimo a los atletas que hay ahora, cuyo primer objetivo es clasificar para los Juegos Olímpicos”.

Quien así habla es, posiblemente, el más grande voleibolista que le ha nacido a Cuba. Se llama Raúl Diago Izquierdo y durante más de una década campeó por su respeto entre los pasadores más brillantes del planeta. Hoy, de cara a partir rumbo a Argelia para entrenar a la selección de aquel país, sigue dando pruebas de la lucidez que lo caracterizó en los tabloncillos.


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“A nosotros se nos dan jugadores de gran calidad”, asevera. “Fíjate que ahora mismo varios de los más reconocidos voleibolistas del universo son cubanos: Wilfredo León, Osmany Juantorena, Yoandy Leal, Oreol Camejo, Fernando Hernández... Todos están en equipos de primer nivel. Así que la decisión de admitir en la preselección nacional al trío que te decía puede desembocar en que se monte un buen equipo”.

Se hace fácil conversar con El Mago, como le llaman casi todos debido a su afición por los trucos de cartas. A lo largo de cerca de una hora, el matancero de 51 años no rehuyó una pregunta, ni siquiera la referida al pasaje de su destitución como presidente de la Federación Cubana. Su comportamiento fue el del clásico hombre que no tiene nada que temer. “Punto para Diago”, habría exclamado a estas alturas el inefable René Navarro.

¿Crees que en el futuro inmediato se incorporen al Cuba otros jugadores que hoy se desempeñan en el exterior?

-Hay muchos que quieren hacerlo, pero eso lo decide directamente la Federación. Está sujeto a análisis. Y depende también de lo que decida el entrenador principal.

¿Podría el nuevo rumbo tomado ser la semilla de la presea olímpica que te fue esquiva a ti y a tu generación?

-Claro que sí. A nosotros se nos fue sobre todo la medalla de Barcelona, cuando estuvimos cerca del bronce. Y siempre pienso que si se hubiera podido mantener aquí al grupo de figuras que teníamos en 2010, habría sido posible llegar al podio. Me parece que ahora también se puede lograr, porque esta generación tiene hambre.

Sin embargo, te tocará estar lejos del equipo cuando se pelee la clasificación olímpica...

-Me ha llegado la tarea de dirigir al equipo de Argelia. Debo irme allá este año con un contrato renovable anualmente.

¿Ya conoces a los elementos que tendrás bajo tu mando?

-Sí. Estuvieron acá hasta la pasada semana. Jugaron cuatro juegos contra el Sub 21 de Cuba, que va para la Copa Mundial, mientras el cuadro de Argelia va para la Copa Africana. Puedo adelantar que son muy disciplinados y profesionales.

Hace poco declaraste que querías llevar a ese equipo hasta el trono de África. ¿Te parece que hay potencialidades reales para conseguirlo?

-Por supuesto. Hay muchachos muy talentosos. Yo tuve la oportunidad de estar allá e ir a cinco ciudades diferentes para ver a sus jugadores. Hoy son el cuarto equipo del continente, pero mañana esa posición puede cambiar favorablemente.

¿Cuál ha sido la historia de Diago desde que dijo adiós al deporte?

-Me retiré en 2001, en el 2003 me incorporé al cuerpo de entrenadores del equipo nacional, y de 2006 a 2011 estuve al frente de la federación de casa.

¿Qué vida es más satisfactoria: la del atleta, la del entrenador o la del federativo?

-La primera, porque se trata solamente de ir a jugar. Eso es lo más lindo que hay. Ser entrenador es un fenómeno y ser federativo resulta aún más complicado, porque tu trabajo depende de muchas cosas.

¿Estuvo bien que te sustituyeran al frente de la Federación?

-Me pasé cinco años como federativo y hubo grandes resultados, hasta el punto de que se alcanzó el subcampeonato mundial. Para mí fueron mejores resultados inclusive que los de mi generación, porque los logramos con el equipo más joven del mundo. Entonces un día me llamaron y me dijeron que fuera para mi casa, que iban a hacer un análisis porque se había recibido un anónimo, que es el mecanismo que usa todo el que tiene miedo a hablar de frente. Siempre he dicho que el procedimiento que se empleó estuvo mal, pues si se va iba a hacer una investigación lo primero debió ser comprobar si la información era correcta y, si al final se verificaba eso, entonces se me mandaba para mi casa. Eso dio pie a que mucha gente hablara horrores.

¿Y cómo terminó ese capítulo?

-Al poco tiempo me dijeron que no había problemas, pero ya yo lo había perdido todo por el camino. Así que tuve que volver a encaminar mi vida, abrí un restaurante y me dediqué al mundo del cuentapropismo.

¿Está el voleibol cubano en condiciones de prescindir de gente como tú para ayudarlo a regresar a la élite?

-Son varios los factores que deben conjugarse. A mi juicio, se han perdido muchos talentos por razones económicas; si se les hubiera pagado mejor no se habría llegado a ese punto. Y ahora pienso que es bueno que los dejen volver. Así ganamos todos porque ellos también son Cuba.

Elegido mejor pasador en los Mundiales de 1990 y 1998, así como en la Liga Mundial de 1992. Estadísticamente también lideró a los acomodadores en las Ligas de 1997, 1998 y 1999.

SU EQUIPO IDEAL

Opuestos: Joel Despaigne y Osvaldo Hernández. Auxiliares: Karch Kiraly y Lorenzo Bernardi. Centrales: Ihosvany Hernández y Andrea Gardini. Pasadores: Paolo Tofoli y Mauricio Lima. Entrenadores: Orlando Samuels y Julio Velasco.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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