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Los recientes tuits de Donald Trump en los que arremetió contra cuatro congresistas demócratas de ascendencia extranjera, que criticaron su política migratoria, ha abierto una batalla con la formación demócrata en el Congreso.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, que está controlada por los demócratas, anunció que iba a votar una resolución condenando el tinte racista del mensaje del dirigente estadounidense.
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Este martes el mandatario respondió en su cuenta de Twiiter, donde rechazó que sea racista. "Aquellos tuits no fueron racistas. ¡No tengo un hueso racista en mi cuerpo!", escribió.
"La llamada votación que se debe votar es un juego de estafa demócrata. Los republicanos no deben mostrar "debilidad" y caer en su trampa. Esto debería ser una votación sobre el lenguaje sucio, las declaraciones y las mentiras contadas por los demócratas", añadió.
De esta forma hizo referencia a la votación, que llega en un momento de máxima tensión política. Una polémica que nació el pasado domingo, cuando Trump dijo a un grupo de legisladoras demócratas que "regresaran" a sus países de origen.
"Es muy interesante ver a las congresistas demócratas 'progresistas', que originalmente vinieron de países cuyos gobiernos son una catástrofe total y completa ... y le dicen agresivamente a la gente de Estados Unidos ... cómo se debe dirigir nuestro gobierno", dijo en una serie de tres comentarios en Twitter.
Aunque no mencionó nombres, Trump parecía referirse a las representantes Alexandria Ocasio-Cortez de Nueva York, Ilhan Omar de Minnesota, Ayanna Pressley de Massachusetts y Rashida Tlaib de Michigan, un grupo conocido como "el escuadrón" que ha sido muy crítico con el dirigente y también con el actual liderazgo demócrata de la Cámara.
En las últimas horas el mandatario acusó a la administración dirigida por Barack Obama de "construir jaulas" para los migrantes. Recientemente, defendió que los centros de detención de menores migrantes en el territorio estadounidense estaban limpios y bien gestionados.
Estas declaraciones las realizó después de que el pasado viernes 12 de julio, el vicepresidente Mike Pence visitó dos centros de detención en la frontera de Texas. Allí pudo ver con sus propios ojos cómo en uno de ellos habían cientos de personas hacinadas en jaulas.
"Esto es duro. Sabía que veríamos un sistema sobrepoblado. Está abrumado, y por eso el Congreso tiene que actuar", admitió Pence a la prensa.
Horas antes de esta visita, el propio Trump recalcó que había enviado al vicepresidente para desmentir las denuncias de las pésimas condiciones en los centros de detención.
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